Hanói es una de las localidades con el mayor número de aldeas de artesanía tradicional en Vietnam. Entre los 5 mil 400 poblados de este tipo en el país, la capital ocupa una tercera parte y sus productos son apreciados internacionalmente gracias a su delicadeza y diversidad.

Un taller de cerámica en la aldea de Bat Trang

Pese a la flexibilización de las medidas de control del Covid-19, las aldeas todavía no logran recuperar del todo sus actividades productivas y comerciales. Los fabricantes de productos artísticos son los más afectados. Habitualmente, los talleres de tejido de bambú y mimbre del poblado de Phu Vinh explotaban su máximo potencial para cumplir los pedidos desde el extranjero. Sin embargo, la epidemia causada por el nuevo coronavirus ha perjudicado gravemente el negocio. De esta manera, se han visto obligados a reducir las creaciones decorativas y recuerdos y se concentran en satisfacer la demanda del mercado nacional ofreciendo artículos familiares como canastas, cestas y bolsas de compra.

Mientras, las exportaciones de la aldea de la cerámica de Bat Trang casi han sido congeladas. El taller de Tan Thinh canceló el 80% de los pedidos. Su dueño, el Artesano Destacado Tran Duc Tan, informó: “Enfrentamos muchas dificultades. Numerosos pedidos y modelos habían sido concretados, en espera de la fecha de transferencia bancaria para las transacciones. Mientras, la demanda de recuerdos de las empresas vietnamitas se redujo debido a la epidemia”.

El taller de Nguyen Van Nghia encara el mismo problema. El hombre dijo: “Las empresas grandes tienen recursos humanos y materiales para reanudar inmediatamente la producción. Mientras los hogares de comerciantes como nosotros enfrentamos muchos retos”.

Un taller de producción sedera en la aldea de Van Phuc

Además de mejorar la conciencia sobre el comercio electrónico, numerosas compañías y familias de comerciantes deben renovar los modelos y elevar la calidad de sus productos a fin de aumentar la competitividad. Al respecto, Ha Van Lam, vicejefe del Comité representativo de la aldea de la cerámica de Bat Trang, dijo: “Nuestro poblado está divulgando entre los aldeanos y dueños de quioscos en el mercado de Bat Trang sobre la importancia de la preservación del prestigio, garantizando el origen de los productos. Deben responsabilizarse por promover la marca de la aldea. Mantenemos la supervisión para evitar las mercancías falsificadas de otros lugares que perjudiquen la imagen de nuestra localidad”.   

La aldea de Phu Yen, en el distrito de Phu Xuyen, está especializada en fabricar calzado de cuero. Los talleres de allí restablecieron sus actividades después del período de distanciamiento social, pero con la mitad de su productividad lograda el año pasado. También deben cambiar su estrategia creando zapatos deportivos, de moda e infantiles junto con los tradicionales para la oficina. Entretanto, los poblados de seda del distrito de Ha Dong se concentran en renovar el método de organización, la formación del personal y la venta de los productos en internet para adaptarse a la nueva coyuntura.

En medio de numerosos desafíos, las aldeas de artesanía tradicional de Hanói siguen trabajando con creatividad para mejorar la calidad de sus productos y buscar nuevos segmentos de mercado. Las presiones de la actual época parecen ser un impulso para continuar avanzando, en espera de nuevas oportunidades en el período poscoronavirus. Mientras, las autoridades capitalinas son también activas en el apoyo a dichos poblados con políticas específicas en aras de acelerar la recuperación de sus actividades productivas y comerciales, contribuyendo así al desarrollo económico de Vietnam.