Duong Van Tao (i) conversa con su colega Kim Bet
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Al inicio de su carrera, Duong Van Tao fue un agricultor que practicaba la producción de arroz. Creyendo que sus ingresos eran insuficientes para cubrir las necesidades de su familia, decidió iniciarse al mismo tiempo en el cultivo de un producto derivado de su cosecha, las setas de paja también llamadas setas de arroz. En lugar de tirar la paja después de haber recolectado el arroz, Duong Van Tao la aprovecha para cultivar sus hongos. El agricultor recuerda: “Antes, solo sabía cultivar arroz. Antes de embarcarme en otra actividad, consulté a algunos amigos que ya habían tenido éxito en el cultivo de hongos de paja. Gracias a ellos aprendí los diferentes procedimientos que me ha permitido explotar con éxito esta técnica”.
La producción de hongos de paja fue rentable desde los primeros años, reportándole una ganancia anual de 32 millones de dongs (1.372 dólares), una cantidad que ilusionó a muchos campesinos menesterosos de Tra Vinh. Aprovechando el ahorro obtenido con las setas, el emprendedor decidió invertir en la cría de ganado y el cultivo de cocoteros. Su rebaño, compuesto por unas quince reses, y sus dos mil 500 metros cuadrados de cocoteros le reportan anualmente 175 millones de dongs (unos 6.428 dólares) de beneficio.
Alentado por sus éxitos, Duong Van Tao propuso la apertura de tiendas de materiales para la construcción y de muebles. Este nuevo sector comercial también está demostrando ser muy rentable ya que puede alcanzar rápidamente una facturación anual de hasta mil 300 millones de dongs (más de 56 mil dólares).
A pesar de su avanzada edad, Duong Van Tao aún se mantiene activo. Hace tres años empezó a criar salanganas, cuyos nidos elaborados a partir de su propio moco mucilaginoso son un manjar muy apreciado debido a sus valores terapéuticos. El año pasado, la cría de esas golondrinas le procuró un beneficio de 50 millones de dongs (2.145 dólares), cifra que, se espera, se duplique este año. El agricultor compartió: “La perseverancia es la clave del éxito. Evidentemente, los fracasos son inevitables en la vida, pero nos permiten aprender antes de empezar de nuevo”.
En 2019, Tao fue elegido como uno de los mejores agricultores del país, un notable premio que reconoció su carrera profesional y sus activas contribuciones a la comunidad. Gracias a sus préstamos sin intereses a sus colegas de la aldea de Chom Chuoi, muchos de ellos ahora también son propietarios y cuentan con un digno nivel de ingresos. Kim Bet, uno de ellos, manifestó: “Antes, no tenía casa ni ingresos fijos. Los 25 millones de dongs (1.074 dólares) que me dio el Estado para construir mi pequeña casa no fueron suficientes. El señor Tao accedió a prestarme algo de dinero. Le pagué en varias veces, devolviéndole cada vez entre cinco y diez millones de dongs, dependiendo de mi capacidad financiera. Además, Tao me ofreció un trabajo estable”. Duong Van Tao emplea en la actualidad a unos 15 trabajadores locales, con un salario mensual de entre seis y ocho millones de dongs (entre 258 y 343 dólares). También entregó 270 millones de dongs (11 mil 600 dólares) a los vecinos más pobres de la localidad. Sencillo y amable, su ejemplo merece ser honrado e imitado en la sociedad.