En un discurso transmitido en directo el 24 de febrero de 2022 antes del despliegue de la “operación militar especial” de Rusia en el este de Ucrania, el presidente Putin enfatizó que su campaña es un acto de autodefensa, a petición de una asistencia para garantizar la seguridad de las dos autoproclamadas repúblicas de Donetsk y Lugansk. Reiteró que Moscú no ocuparía Kiev, sino que “desnazificaría” y “desmilitarizaría” al país vecino. A partir de ese momento, comenzó oficialmente el conflicto ucraniano, el mayor en Europa desde la Segunda Guerra Mundial, que ha durado hasta ahora con muchos acontecimientos escalonados.
Tanques de Ucrania con rombo a la ciudad de Bakhmut en la región oriental de Donetsk el 21 de febrero de 2023. (Foto: Reuters)
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Grandes pérdidas
La actual crisis entre Rusia y Ucrania proviene de numerosos desacuerdos de larga data entre ambas partes. Estos son los disturbios heterogéneos de Maidán en febrero de 2014, con la anexión por parte de Rusia de la península de Crimea y la formación de dos Estados autoproclamados Lugansk y Donetsk, y la solicitud de Ucrania para unirse a la alianza militar la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Estos acontecimientos llevaron las tensiones entre las dos naciones vecinas a un “pico”.
Durante el año pasado, más allá de la región de Donbass, Rusia amplió su campaña militar hacia el sur y otras regiones, incluida la capital, Kiev. Los enfrentamientos entre Moscú y Kiev han dejado graves consecuencias, afectando no solo a sus propias economías, sino también a la economía global. El mundo se enfrenta a una grave crisis alimentaria con la disminución del suministro de trigo y cereales desde dos grandes graneros del orbe. Además, las interrupciones en el suministro de combustible relacionadas con las sanciones económicas y las represalias mutuas entre Rusia y Occidente hicieron que Europa experimenta un invierno frío, elevando los precios mundiales de la energía y escalando continuamente la inflación en muchos países, lo que generó el riesgo de disturbios sociales.
Este conflicto también ha provocado la mayor crisis humanitaria en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Las cifras publicadas en enero de 2023 por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos muestran que en los enfrentamientos murieron más de 18 mil personas, provocando que 7,9 millones de ciudadanos tuvieran que ser evacuados a países europeos y 21,8 millones de personas necesitaran asistencia humanitaria.
Pasos peligrosos
Cuando el conflicto aún no ha encontrado una salida, en los primeros dos meses de 2023 han aparecido nuevos acontecimientos que perjudican los esfuerzos de solucionar el problema pacíficamente. En consecuencia, los países occidentales refuerzan su ayuda militar a Ucrania. En reuniones conjuntas, la Unión Europea (UE) y la OTAN se comprometieron a aumentar el suministro de armas y municiones, así como desplegar tanques para apoyar a Kiev en el campo de batalla. La UE también consideró un décimo paquete de sanciones contra Moscú relacionado con su actividad militar en Ucrania. Mientras tanto, la parte rusa afirmó que consideraría las armas occidentales en Kiev como objetivos de ataque.
Por su parte, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky, afirmó en una declaración reciente que su objetivo no es solo evitar nuevos ataques rusos sino también recuperar todo el territorio ya controlado por Moscú, incluida la península de Crimea. Para ello, pidió a sus aliados occidentales brindarle ayudas de forma más rápida, para que pueda tomar ventaja en el campo de batalla.
La puerta de la paz está cerrada
En los últimos 12 meses, la comunidad internacional ha tratado de exhortar a Rusia y Ucrania a detener el combate y buscar una solución de paz para su conflicto. Mientras tanto, las sanciones que Occidente impuso a Rusia no lograron detener los combates. Durante el año pasado, Estados Unidos, la UE y sus aliados lanzaron unas 11 mil sanciones dirigidas a Moscú, centradas en los sectores de las finanzas, el comercio, la tecnología, la energía y en contra las élites del país euroasiático.
Dados los desarrollos actuales, los analistas estimaron que un acuerdo diplomático para poner fin al conflicto entre Rusia y Ucrania parece poco probable en un futuro cercano. Tanto Moscú como Kiev demuestran sus posiciones divergentes sobre diversos temas. Mientras, Estados Unidos y algunos países europeos buscan por un lado promover el diálogo, pero por otro continúan enviando armas a Ucrania y endureciendo sus sanciones a Rusia. Estos empujan sin duda, aún más, el conflicto a un punto muerto.
En una jornada de debate efectuada el 23 de febrero en Nueva York, Estados Unidos, el presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas, Csaba Kőrösi, advirtió del riesgo de una escalada del conflicto ucraniano y una amenaza a las perspectivas de paz. Destacó que la prioridad principal ahora es el impulso de diálogos para abrir la puerta a la paz y acabar con el conflicto.