Así lo resaltó Farhan Haq, portavoz adjunto de Guterres, en su habitual rueda de prensa este miércoles en Nueva York (Estados Unidos), tras referirse a la polémica visita del nuevo ministro israelí de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, a la Explanada de la Mezquita de Al-Aqsa, en Jerusalén Este, conocida como un lugar sagrado tanto para los judíos como para los musulmanes.
El vocero también pidió abstenerse de acciones que puedan exacerbar las tensiones en estos sitios y sus alrededores.
Las fuerzas de seguridad israelíes en el recinto de la Mezquita de Al Aqsa en Jerusalén Este el 15 de abril de 2022. (Foto: AFP/VNA)
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El mismo día, el presidente palestino, Mahmoud Abbas, dijo que había encargado a la delegación permanente de ese país ante la ONU solicitar una resolución del Consejo de Seguridad para condenar la visita de los funcionarios israelíes y judíos extremistas a la Explanada.
A su vez, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores alemán expresó la preocupación de que los países pongan en peligro unilateralmente a Al-Aqsa, en una conferencia de prensa regular del Gobierno.
La Explanada de la Mezquita de Al-Aqsa se ubica en Jerusalén Oriental, territorio ocupado por Israel durante la guerra de Medio Oriente de 1967 y anexado al país judío más tarde.
Desde entonces, el área ha sido el epicentro de varias olas de violencia entre judíos y musulmanes, porque según normas tácitas de acceso a ese lugar sagrado a los judíos se les permite visitar la mezquita en algunos momentos, pero sin hacer oraciones. Por ello, la visita de Ben Gvir a esta zona despertó la oposición de los países árabes y podría provocar nuevos conflictos.