El misil balístico intercontinental Hwasong-18 lanzado el 12 de julio por Corea del Norte.
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Según la agencia de noticias oficial de Corea del Norte, KCNA, la prueba de cohete se realizó bajo la dirección del presidente Kim Jong Un para confirmar la capacidad y confiabilidad del nuevo sistema de armas estratégicas de Pyongyang.
El misil voló más de 1.000 kilómetros antes de caer en la costa oriental del país.
Esta fuente también citó a las palabras del líder norcoreano Kim Jong Un, al decir que se llevarán a cabo diversas operaciones militares más fuertes hasta que Estados Unidos y Corea del Sur admitan la derrota y abandonen su política hostil hacia Corea del Norte.
En respuesta a la medida de Pyongyang, el Departamento de Estado de Estados Unidos emitió hoy una declaración de fuerte condena, considerando al lanzamiento norcoreano como una violación de varias resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y un aumento de las tensiones y el riesgo de desestabilizar la situación de seguridad en la región.
En su declaración, Washington afirmó que la puerta a la diplomacia aún no se había cerrado, pero que Pyongyang necesitaba detener de inmediato sus acciones desestabilizadoras y optar por una solución diplomática.
Estados Unidos se comprometió a tomar todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad de su país, así como la de sus aliados, Corea del Sur y Japón.