Una clase especial solo para chicas

Ngọc Minh
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(VOVWORLD) - La vida moderna hace que los padres y las madres a veces estén ocupados con el trabajo y tengan menos tiempo para cuidar a sus hijos, especialmente a las niñas que están en la edad de la adolescencia. Además de sus horas de clase, esperan que estas participen en cursos de habilidades para la vida y otros dedicados como a la cocina o la costura. En el reportaje de hoy, les invitaremos a asistir a una clase en Hanói para acompañar a las adolescentes a cocinar platos deliciosos o ver cómo aprenden a cuidarse a sí mismas.
Una clase especial solo para chicas - ảnh 1 La señora Mai Hong (d) guía a una niña la técnica de batir materias primas
En la espaciosa cocina de unos 30 metros cuadrados de un moderno apartamento del área de Time City, en Hanói, la señora Mai Hong, una periodista y también ama de casa, enseña a 10 niñas cómo hacer una tarta de tiramisú con vainilla, un pastel originario de Japón. Las chicas se sientan alrededor de la mesa de la cocina de piedra blanca observando cuidadosamente cada movimiento de instrucción de su maestra.

Para hacer un pastel de tiramisú se requieren 3 yemas de huevo. Primero, la maestra instruye a sus alumnas a romper la cáscara del huevo y quitar la yema para que no se rompa. Algunas lo hacen bastante bien pero otras se sienten confundidas porque esta es su primera vez. Después de terminar el primer paso, las “pequeñas cocineras” aprenden la forma de usar la máquina para batir las materias primas. Mientras tanto, Mai Hong explica sin cesar cómo utilizarla y da algunos consejos para que los ingredientes no salpiquen.

“Con una experiencia de 10 años trabajando para la revista juvenil Hoa Hoc Tro entiendo algo sobre la psicología infantil. Además, me gusta cocinar y decorar la casa y también quiero transmitir esa pasión a mi hija de 10 años de edad. Pero creo que es difícil adquirir conocimientos si la madre enseña a su hija sola. Esta es la razón por la que abrí esta clase con el deseo de enseñar a mi hija y a sus amigas de la misma edad la oportunidad de aprender a cocinar y practicar habilidades sociales. También es una buena ocasión para que interactúen entre sí y amplíen sus relaciones”. 

Una clase especial solo para chicas - ảnh 2La maestra instruye a las niñas cómo empacar el regalo
Una clase especial solo para chicas - ảnh 3Una lección de confección de bolsos  

Aunque apenas comenzó en junio de este año, el curso ofrecido por Mai Hong atrae a un número constante de participantes todos los sábados y domingos. Hay 2 clases por día, cada una dura 3 horas y a la cual solo asisten 10 niñas. El precio de cada sesión varía de 200 a 250 mil dongs (de 8 a 10 dólares). Esta suma incluye el coste de materiales para el almuerzo o la cena cocinadas por las propias chicas.

Además de la señora Mai Hong, la clase incluye a otras dos maestras a cargo de la comida coreana, la forma de cuidarse, cómo limpiar la casa y otras habilidades sociales. Después de aprender la teoría, las alumnas la practican. Al final de cada lección, la maestra les envía las recetas de cada comida aprendidas. Un punto destacado es que todos los días aprenden nuevos platos y adquieren nuevas habilidades, lo que les despierta la inspiración para ser creativas.

“Aprendí a hacer pastel de tiramisú, sopa de carne de res con cebolla y pollo estofado con salsa de tomate. Después de asistir a esta clase, cociné algunos platos para mi familia. Además, compré materiales para hacer bolsos para mi hermana y para mi”.

 “No recuerdo cuantas veces vine a estas clases. Me gustan todas las comidas que la maestra me enseña, especialmente el pastel de arroz tokbokki porque es mejor que en cualquier otro lugar que haya comido. También probé la tarta de mousse de limón según la receta de aquí y mis padres me dijeron que estaba deliciosa”.

Una clase especial solo para chicas - ảnh 4
Una clase especial solo para chicas - ảnh 5 Algunos platos elaborados por miembros de la clase

Apasionada y entusiasta en la enseñanza de habilidades de vida para las niñas como lo que hace para su propia hija, Mai Hong no se preocupa por los ingresos que recibe de las clases.

“Con estas clases no tengo muchas ganancias, pero lo que me hace feliz es la alegría que me traen las pequeñas. Todas son inocentes y dulces. A través de las charlas con ellas, tengo la oportunidad de comprender más sobre su generación y hablar más con mi hija. Aunque estoy muy ocupada, en cada jornada de enseñanza me parece que olvido todo mi cansancio, me siento muy feliz y llena de energía”.

A las 5:30 de la tarde la clase termina, las niñas se reúnen en la mesa de la cocina para disfrutar juntas de los rollitos de arroz con hojas de alga nori, costillas asadas y el pastel de tiramisú. Un ambiente alegre llena la pequeña habitación y crea la emoción y la motivación para que las chicas continúen asistiendo a clases los siguientes días.

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