Han transcurrido 45 años desde su primer encuentro con Fidel, pero cada vez que lo evoca, Nguyen Thi Huong, residente en la ciudad de Dong Ha, provincia de Quang Tri, no puede aguantar sus lágrimas.
Los miembros de la familia de Nguyen Thi Huong se toman foto al lado del altar de Fidel Castro
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Siempre recuerda con mucho respeto e inmenso agradecimiento al líder cubano, quien la salvó de la muerte. Aquella tarde infausta del 15 de septiembre de 1973, mientras Huong, entonces una chica de 17 años, asumía la tarea de preparar el terreno para los cultivos junto a algunos jóvenes locales, su azada rozó un artefacto oculto en la tierra. Era una bomba de racimo cuya explosión dejó en el cuerpo de la joven once perforaciones por las que manaba mucha sangre. Con un abdomen agujereado y la aorta lastimada, la joven perdió la conciencia cuando milagrosamente la caravana de Fidel Castro se acercaba al sitio del estallido. Al ver su cuerpo inmóvil, el Comandante ordenó detener la caravana y mandó al equipo médico que lo acompañaba a asistirla y llevarla y junto a otros tres lesionados al hospital, sin importar quedarse sin ambulancia en ese terreno aún infestado de minas y bombas de las fuerzas norteamericanas dejadas después de su retiro. Gracias a las asistencias oportunas, Huong se recuperó gradualmente. A pesar de las muchas ocupaciones de un jefe de Estado y de Gobierno, después de regresar a Cuba, Fidel le envió cartas, medicamentos y presentes con su consuelo. En la sala de la casa de Nguyen Thi Huong, ahora una mujer de 60 años de edad y feliz con su esposo, tres hijas y dos nietos, hay un altar donde coloca un retrato del líder cubano en blanco y negro. Nguyen Thi Huong expresó: “Soy realmente una mujer afortunada. Él, era el líder de un país, y yo, una joven humilde. Sin embargo, desafió los peligros e hizo todo lo posible para salvarme. Jamás podré olvidar eso. La noticia de su fallecimiento me conmovió y también a toda mi familia. Siempre tenía el sueño de verlo de cerca. Si no fuera por Fidel, yo no estaría aquí para contar mi historia. Lo considero como a mi segundo padre y este altar es para homenajearlo”.
Ho Sy So y su libro fotográfico sobre la estancia de Fidel Castro en Quang Tri en 1973
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Otro testigo es el fotógrafo Ho Sy So, residente en la comuna de Vinh Giang, del distrito de Vinh Linh, quien tomó unas 250 imágenes de la estancia de Fidel en Quang Tri, las cuales se convirtieron en un legado invaluable pues atesora el amor de ese guerrillero antillano a los hermanos vietnamitas en el Paralelo 17, la línea de demarcación que entonces dividía en dos partes al país indochino. Para este hombre de 79 años de edad, la foto en la que Fidel zapatea el cañón M107 considerado como el “rey de la batalla” de las tropas estadounidenses es la más impresionante de todas. Se siente orgulloso de poder haber captado emociones del líder cubano, su tristeza y dolor al presenciar las horribles destrucciones de la guerra, así como su felicidad y orgullo al oír hablar de las gloriosas hazañas que el ejército y el pueblo de Vietnam consiguieron. “Los vietnamitas aún padecían el dolor de la guerra en las zonas recién liberadas, y esto le tocó en lo más hondo de su corazón. Creo que las pérdidas de nuestro pueblo evocaban las que sufrieron sus compatriotas. Sus emociones también me conmovieron fuertemente. Lloré cuando supe la noticia de su muerte. Fidel es un gran hombre, muy cercano y lleno del sentido humanista”, manifestó Sy So.
Las mismas impresiones también quedaron profundamente grabadas en el corazón de Nguyen Kham, entonces miembro del Comité del Partido Comunista de Vietnam en la zona revolucionaria de Vinh Linh y una de las personas encargadas de la preparación para la visita de Fidel. A sus 90 años de edad, todavía recuerda cómo todo el mundo se quedó asombrado ante la humildad y la simpatía del entonces primer ministro cubano, quien consideraba a Vinh Linh como su propia casa, consumía la misma comida de los soldados y tenía una actitud muy cercana con sus compañeros vietnamitas. El señor Kham contó: “Fidel tenía mucho cariño a la gente de Vinh Linh. Dijo que esta era su familia, y por eso no hacía falta ningún protocolo. Comía platos sencillos como todo el mundo, pero le gustaban la yuca, el plátano frito y los tostones. Después supe que son comidas típicas de Cuba. Comía esos platos dondequiera que fuera”.
El busto de bronce de Fidel Castro en el Parque Central de la ciudad de Dong Ha
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En la provincia de Quang Tri, Fidel pronunció otra vez la frase que marca la profunda hermandad entre los dos pueblos: “Por Vietnam, los cubanos estamos dispuestos a dar hasta nuestra propia sangre”. Para conmemorar el 45 aniversario de su estancia en esta tierra, la Administración provincial decidió colocar un busto de bronce del líder cubano en el Parque Central de la ciudad de Dong Ha y ponerle el nombre de Fidel Castro. Al respecto, Nguyen Van Hung, secretario del Comité Partidista de Quang Tri, manifestó: “La presencia de Fidel hace 45 años animó mucho a las fuerzas armadas y al pueblo de Quang Tri a trabajar y luchar junto a todo el país para conseguir la victoria final ante las tropas invasoras. Después de ser reunificado nuestro país, Cuba siguió acompañándonos en la reconstrucción nacional. Nos ha ayudado en la edificación de muchas obras de bienestar social. En agradecimiento a los nobles gestos de Fidel y del pueblo cubano a Vietnam y al pueblo de Quang Tri, después de su partida física, nuestra localidad pidió al Secretariado del Comité Central del Partido Comunista de Vietnam erigir un monumento en su honor y poner su nombre al Parque Central de Dong Ha”.
Los habitantes de Quang Tri se sienten orgullosos de que esta es la primera y la única plaza con el nombre de Fidel Castro en Vietnam y el resto del mundo. Para sus jóvenes generaciones, esta explanada no solo es un nuevo sitio de recreación, sino donde se obtienen más conocimientos sobre la historia de las relaciones de amistad ejemplares que enlazan a Vietnam y Cuba.