El proyecto GIC tiene una financiación valorada en los 7 millones de euros, aportada por el gobierno alemán a través de la ayuda oficial al desarrollo no reembolsable.

Expertos alemánes revisan campos de arroz cultivados según el proyecto GIC.

El objetivo de la operación es modernizar los métodos de producción agrícola hacia una mayor sostenibilidad, contribuyendo así a elevar la eficiencia de la gestión y el uso de los recursos naturales, así como la resiliencia a los impactos del cambio climático.

Gracias al proyecto, cerca de 20 mil hogares agricultores de la provincia de Kien Giang han podido mejorar la calidad de sus productos y aumentar sus ingresos del 15 al 20%. Muchos de ellos también han asistido a cursos de capacitación y han sido orientados a aplicar soluciones para minimizar los impactos negativos en el medio ambiente.

Además, las autoridades provinciales han tratado de establecer cadenas de valor para el arroz y el mango, que son dos de sus principales rubros agrícolas, con la idea clave de crear grandes parcelas y asegurar el flujo de productos, involucrando a las empresas locales. Esta localidad también se ha comprometido a financiar, por un valor de 700 mil euros (equivalente a 1.900 millones de dongs), la construcción de un centro dedicado a la innovación en agricultura y agroalimentación. El vicepresidente del Comité Popular provincial, Le Quoc Anh, dijo: “Este centro permitirá a nuestros agricultores actualizar nuevas técnicas de cultivo para modernizar sus métodos de producción y encontrar nuevos puntos de venta. Al igual que otras localidades que participan en el proyecto GIC, tenemos grandes expectativas en encontrar soluciones efectivas y capaces de mejorar la calidad de nuestrá mercancías asegurando vínculos en la producción y el consumo de productos agrícolas dentro y fuera del país hacia un desarrollo sostenible”.

Como una región especialmente expuesta a los impactos del cambio climático, el sector agrícola del delta del Mekong en general y el de la provincia de Kien Giang en particular deben adaptarse para sobrevivir. De esta manera, el cambio de los modelos de producción es una tendencia inevitable, como lo señaló Oemar Idoe, director adjunto de la Agencia Alemana de Cooperación Internacional. Agregó: “Con el proyecto GIC, nuestra sociedad y otros socios deseamos ofrecer a las empresas y a los principales actores de la agricultura y la agroalimentación un nuevo enfoque innovador, y a su vez también conectarlos entre sí. El mundo en el que vivimos hoy está plagado de una creciente inseguridad alimentaria. Por eso, me parece necesario abogar por el diálogo y la coordinación para hacer frente a este desafío global”.

Frutas de mango de Kien Giang exportados al extranjero.

Para lograr la innovación en la agricultura, es necesario desarrollar métodos renovadores de producción y diversificar puntos de venta, además de establecer cadenas de valor que involucran a agricultores, cooperativas y empresas.

Hoy, las localidades del delta del Mekong, incluida Kien Giang, están trabajando para perfeccionar la conectividad en los procesos productivos, modernizar el sistema agrícola hacia la sostenibilidad, crear zonas de producción específicas y cadenas de cultivos de alto valor, lo que les permitirá así a adaptar su agricultura a los caprichos del cambio climático.