(VOVworld) – Conocida en otros tiempos como Van Lang o Buoi, la aldea Dai Bai está situada próxima al río Bai Giang, distrito de Gia Binh, en la provincia de Bac Ninh, a unos 30 kilómetros al norte de Hanoi. La fundición de bronce allí tiene una historia de cientos de años de historia y sus productos son famosos en todo el país. Este oficio tradicional sigue desarrollándose con fuerza y genera cambios positivos para la economía local.
Productos de bronce de la aldea de Dai Bai en una tienda local (Foto:baoanhvietnam)
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A lo largo de la historia, Dai Bai ha destacado por su conflación de bronce tradicional y la fabricación de utensilios domésticos. A principios del siglo XI, esta labor la inició Nguyen Cong Truyen, a quien los lugareños reconocen como fundador del oficio. Hace 200 años, numerosos artesanos locales llegaron a la ciudadela real de Thang Long para establecer una calle de artesanía llamada “Hang Dong” (cobre), en el casco antiguo de la capital vietnamita.
En el espacioso camino asfaltado que conduce al pueblo de Dai Bai, vemos mientras avanzamos hermosos edificios altos, imágenes que contrastan con las zonas rurales tradicionales del norte del país.
Al caminar por la principal vía del villorrio, se puede descubrir una serie de reliquias históricas y culturales, tales como la tumba de Nguyen Cong Truyen, casas comunales de Van Lang y Dien Loc, o la pagoda de Dien Phuc. Nguyen Xuan Sam, un anciano de la localidad, contó: “En sus orígenes, Dai Bai comprendía cuatro áreas: Son, Tay, Giua y Ngoai. Al principio, los aldeanos hacían sólo artículos de cobre para atender las necesidades de las familias. Luego, con la segunda generación, cinco lugareños fueron designados como mandarines en la entonces corte real. Estos personajes decidieron fundar cuatro zonas de producción con el fin de fomentar el trabajo tradicional. Cada villa dedicada al oficio se especializó en la formación de gremios productivos para artículos específicos. Algunas, en unión, producían ollas, bandejas, teteras y palanganas, otras creaban objetos para los altares como estatuas, incensarios, floreros, cuadros y pareados de bronce, los cuales están presentes en las casas comunales, pagodas y reliquias simbólicas. En la vida moderna, nuestra aldea mantiene este oficio e invierte en el mejoramiento técnico y la fabricación de laminadoras, prensas y pulidoras”.
La creación de estatuas de Buda es un trabajo muy exigente, que requiere mucha delicadeza y destreza de los artesanos (Foto:baoanhvietnam)
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La villa de oficio de Dai Bai es famosa en todo el país por las sofisticadas técnicas de conflación de cobre. Por eso, sus obras de arte se distribuyen en todas las regiones del país. Partiendo de la tradición heredada de los antecesores, muchos expertos transmitieron a sus hijos y nietos el oficio tradicional familiar y del linaje. Uno de ellos es Nguyen Van Luc, quien comentó: “Nuestro pueblo conserva una verdadera cultura artesanal, y como resultado, atrae a los jóvenes. Además, ellos pueden adquirir rápidamente los conocimientos culturales y técnicas de escultura heredadas de las dinastías de Ly Tran y Le, llevándolas a los productos tradicionales del poblado”.
Junto con la preservación de los valores tradicionales, los fabricantes de Dai Bai saben diversificar su gama de productos y adaptarse a las necesidades crecientes de los clientes. Hoy sus creaciones se exportan al mercado del Sudeste Asiático, China y otros países de Asia. En la actualidad, además de 70 empresas de diferentes tamaños, este lugar tiene unos 700 establecimientos de fundición de bronce y fabricación de artículos diversos, sin contar mil 700 habitantes que están involucrados en la producción de ese metal. Nguyen Van Trung, residente en la localidad, aprendió el oficio cuando tenía entre 13 y 14 años. Después de 20 años de práctica, se convirtió en uno de los fundidores más experimentados. Al respecto, señaló: “Nuestra familia fabrica principalmente quemadores de inciensos, ollas, vasijas y especialmente estatuas de Buda. Es un trabajo muy exigente, que requiere tanto técnica como gusto estético”.
Gracias a estas manos hábiles, las labores de los artesanos de Dai Bai son cada vez mas apreciadas por sus clientes y a la vez contribuyen a mejorar el nivel de vida de los aldeanos y a mantener la vitalidad de una aldea con un oficio tradicional.