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El documento, finalizado más de cuatro años después de que Gran Bretaña votara para abandonar la región, significa que se ha evitado un final caótico del tortuoso divorcio que ha sacudido el bloque de 70 años para forjar la unidad europea de las ruinas de la Segunda Guerra Mundial.
Preservará el acceso de Gran Bretaña a cero aranceles y cuotas al mercado único del bloque de 450 millones de consumidores, pero no evitará los problemas económicos y los trastornos para el Reino Unido o los Estados miembros de la UE.
Estabilizar y desarrollar las relaciones entre el Reino Unido y la UE es beneficioso para ambas partes. Lo más importante es que tanto Bruselas como Londres afirman haber protegido sus intereses fundamentales a través del pacto.
La UE recibió un firme compromiso del Reino Unido para cumplir con los estándares de competencia de comercio justo, evitando el riesgo más preocupante de convertirse en un país de venta a pérdida o un paraíso fiscal justo en la puerta de entrada europea.