La misma fuente oficial del Gobierno británico reveló que ambos dirigentes concordaron en trabajar, junto con el resto de los miembros del G7, para poner en marcha una hoja de ruta sobre cómo actuar con el nuevo gobierno afgano.
En este sentido, el jefe del Ejecutivo de Londres subrayó que cualquier reconocimiento o compromiso con los talibanes debe estar condicionado a que ellos permitan el pasaje seguro a aquellos que quieren abandonar el país y respetar los derechos humanos.
El mismo día, el ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, llamó a sus aliados de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva a consolidar la cooperación ante el deterioro de la situación en Afganistán.
Mientras, el líder supremo de Irán, Ali Jamenei, declaró en su cuenta de Twitter que su país apoya al pueblo de Afganistán y sus relaciones con el gobierno afgano dependerán del enfoque de Kabul hacia Teherán.
Por su parte, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó seguir llevando a cabo ataques contra ISIS-K, una rama del grupo terrorista Estado Islámico (EI) en Afganistán, en respuesta al atentado suicida que se produjo fuera del aeropuerto de Kabul el 25 de agosto, causando la muerte de 18 soldados norteamericanos e hirieron a otros 18 del total de 170 víctimas mortales y cientos de heridos.