Ambos gobiernos han ratificado la necesidad de prevenir una guerra nuclear y garantizar un mundo libre de armas nucleares.
También han exigido que los países implicados aceleren el cumplimiento de los objetivos de desarmamiento, y se sumen a los esfuerzos para llevar a cabo una conferencia consagrada a la evaluación conjunta en agosto de este año, después de que la pandemia de covid-19 impidiera celebrarla el año pasado.
La declaración conjunta también invita a reducir los riesgos nucleares y mejorar la transparencia en el control de armas.
Además, Tokio y Washington se han comprometido al desarme nuclear eficaz y definitivo de un planeta que desea acostarse por las noches sabiendo que no existen armas de destrucción masiva en su superficie.