El G7, formado por el Reino Unido, Estados Unidos, Alemania, Japón, Francia, Canadá e Italia, debatió la necesidad de estándares internacionales para explotar tecnologías en rápido desarrollo como ChatGPT desarrollado por OpenAI.
Anteriormente, el G7 advirtió sobre los riesgos potenciales que plantea la IA, incluido el acoso, la incitación al odio y el abuso en línea, así como amenazas a la seguridad y la privacidad de los niños y el riesgo de manipulación y escasez de información.
El grupo también tiene como objetivo compilar un código de conducta internacional para los desarrolladores de herramientas de IA, así como directrices para los proveedores y usuarios de servicios de este tipo para evitar que las tecnologías relacionadas se utilicen indebidamente para actos delictivos.