Dijo que la economía china básicamente se debilitó, y advirtió que si quisiera podría ejercer más presión. “No quiero hacer eso, pero China tiene que sentarse a la mesa”, advirtió.
El líder estadounidense también dijo que aunque Beijing quiere negociar, no cree que está listo. Además, culpó a sus predecesores de permitir que China realizara prácticas comerciales que consideró “injustas”. “Pero ya todo terminó”, enfatizó.