Muchos manifestantes en Nanterre estaban furiosos con la policía y expresaron su enfado hasta altas horas de la noche. Los alborotadores destruyeron marquesinas de autobuses y prendieron fuego a los botes de basura, provocando grandes incendios.
La policía usó gases lacrimógenos y cañones de agua contra los manifestantes que arrojaron objetos a los oficiales y bomberos. Al menos 24 personas fueron detenidas en estos disturbios.
Ante el recrudecimiento de la violencia y el riesgo de que continúen los disturbios en otras localidades cercanas y en los suburbios del oeste de París, como Asnières, Colombes, Suresnes, Clichy-sous-Bois, el Ministerio del Interior francés ha movilizado a 2.000 policías adicionales, incluidas fuerzas especiales.
Durante una visita del 27 de junio a la ciudad de Marsella, el presidente francés, Emmanuel Macron, dijo que nada podía justificar el tiroteo para matar a un adolescente, y pidió el cese de los disturbios para que pronto se haga justicia.