El 14 de mayo, 26 palestinos murieron por ataques militares israelíes en áreas de Gaza. Según las autoridades sanitarias de Palestina, hasta la fecha, el número de fallecidos ha ascendido a 127, incluidos 31 niños.
El Gobierno israelí informó que siete personas perdieron la vida en ataques de represalia. A pesar de esto, los movimientos armados en Gaza declararon que lanzarían una nueva campaña contra bases militares de Israel a lo largo de la frontera de Gaza.
El presidente palestino, Mahmoud Abbas, condenó los ataques israelíes en la Franja de Gaza, Cisjordania y Jerusalén, pidiendo la intervención de la administración estadounidense para detener estas acciones y que la situación no se salga de control. Abbas hizo un llamado al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, al Cuarteto Internacional y a otras organizaciones regionales e internacionales para prevenir estos ataques con el fin de preservar la paz y la seguridad, de acuerdo con el derecho internacional.
Mientras, el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, prometió hacer todo lo necesario para restaurar la seguridad, y dijo que la operación militar se prolongaría.
El mismo día, el enviado especial de Estados Unidos para Oriente Medio, Hadi Amr, llegó a Tel Aviv y afirmó que se deben realizar esfuerzos para lograr la seguridad y la estabilidad en la región.
Por su parte, el secretario general de la ONU, António Guterres, instó a todas las partes en Israel y Palestina a cesar de inmediato los enfrentamientos en la Franja de Gaza y los territorios del Estado judío.
Guterres también se mostró dispuesto a convocar una reunión urgente del Cuarteto de Oriente Medio (la ONU, la Unión Europea, Estados Unidos y Rusia) en busca de una solución al conflicto israelí-palestino. Asimismo, expresó su confianza en que solo una solución política sostenible puede conducir a una paz duradera.