El encuentro sirvió para pasar revista a las áreas de intercambio y cooperación en las que se desarrollaron actividades en los últimos meses y para constatar las potencialidades de avance en otros sectores.
La delegación cubana rechazó el retroceso impuesto por el Gobierno de Estados Unidos en las relaciones bilaterales y llamó la atención sobre sus consecuencias negativas para ambos pueblos.
Además, expresó su malestar por el impacto negativo de las acciones políticas y diplomáticas promovidas por Estados Unidos desde el último encuentro de este tipo celebrado en septiembre de 2017, incluyendo la pretensión de injerencia en los asuntos internos de Cuba, con la abierta manipulación del tema de los derechos humanos.
La Habana instó a Washington a desistir de la continua manipulación política de los alegados casos de salud que devinieron pretexto para la adopción de nuevas medidas unilaterales que afectan el funcionamiento de las respectivas embajadas
Reclamó también la eliminación de la “alerta de viajes” que obstaculiza los intercambios científicos, académicos, culturales, religiosos y empresariales, así como las visitas de los estadounidenses al país isleño.