El primer ministro de Australia, Scott Morrison (Foto: EFE)
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Australia se une así a Estados Unidos, Israel, Hungría, Austria, República Checa y Polonia al rechazar ese acuerdo, que pide a los países no detener arbitrariamente a los posibles migrantes y utilizar la detención como último recurso.
Morrison agregó que el tratado, que previsiblemente será adoptado a principios de diciembre en Marrakech (Marruecos), “no distingue entre aquellos que entran ilegalmente a Australia y aquellos que vienen por la vía correcta”. También dijo que su aprobación podría estimular la entrada ilícita en su país y malograr sus esfuerzos en la lucha contra el tráfico humano.
Bajo la dura política de inmigración de Canberra, a los solicitantes de asilo que llegan en barco nunca se les permitirán instalarse en Australia. Serán trasladados a dos centros de detención en islas del Pacífico Sur hasta que otro país los acepte o consientan regresar a su país.