El 7 de octubre del año pasado el ejército israelí lanzó una campaña militar en la Franja de Gaza en represalia por acciones anteriores de Hamás en territorio israelí, provocando el conflicto más serio en el Oriente Medio durante muchos años.
El portavoz de las Naciones Unidas, Stéphane Dujarric. (Foto: IRNA/VNA) |
Una grave crisis humanitaria
Seis meses después del estallido del conflicto entre Israel y Hamás la pérdida de vidas y propiedades en la Franja de Gaza ha alcanzado un nivel que la comunidad internacional considera “inaceptable”. Las cifras publicadas por la ONU y la Autoridad Sanitaria Palestina en la Franja de Gaza muestran que hasta finales de marzo casi 33 000 palestinos murieron, la mayoría de los cuales eran civiles, en estos enfrentamientos.
En particular, según datos del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), más de 13 000 niños han fallecido en los combates en Gaza en los últimos seis meses. Esta cifra es más elevada que la de todos los demás conflictos del mundo en la última década.
Además, más de 75 000 personas resultaron heridas y más del 85 % de los 2,3 millones de residentes de Gaza, o alrededor de 1,9 millones de personas, tuvieron que huir de sus hogares. Del lado israelí, miles de soldados y civiles también han muerto, mientras que las fuerzas de Hamás siguen reteniendo a cientos de rehenes israelíes.
Aparte de la pérdida de vidas, las instalaciones en Gaza también quedaron gravemente destruidas. Un informe publicado el 2 de abril por la ONU y el Banco Mundial (BM) mostró que el 62 % de las casas en la Franja de Gaza fueron destruidas, dejando a más de un millón de habitantes sin hogar. El 84 % de las instalaciones médicas resultaron dañadas o destruidas y el sistema educativo en Gaza colapsó por completo cuando 56 escuelas fueron destruidas y otras 219 resultaron dañadas, dejando a unos 625 000 alumnos sin poder ir a la escuela.
El BM estima que el valor de estos daños totalizó 18 500 millones de dólares, equivalente al 97 % del Producto Interno Bruto (PIB) de Gaza y Cisjordania combinados en 2022. El deterioro y la grave falta de servicios públicos, como sanidad, agua potable y alimentos, empujaron a la miseria a millones de habitantes locales después de 6 meses de confrontación armada.
En ese contexto, los esfuerzos internacionales de socorro aún enfrentan muchas dificultades debido a la gravedad del conflicto, así como obstáculos de muchos lados. Según el Programa de Alimentos de las Naciones Unidas (PMA), la cantidad de alimentos que llegan a Gaza sólo cubre alrededor de un 20 % de las necesidades de la población. Lo que es más grave, los trabajadores humanitarios y los empleados de organizaciones internacionales también se han convertido en víctimas de estos enfrentamientos.
Más de 190 trabajadores de ayuda humanitaria han muerto en Gaza durante los últimos seis meses. El más reciente incidente ocurrió el 2 de abril, cuando 7 empleados de la organización no gubernamental “World Kitchen” (WCK) murieron tras un ataque aéreo del ejército israelí. El portavoz de la ONU, Stéphane Dujarric, dijo al respecto: “Durante los últimos meses los trabajadores humanitarios siempre se han enfrentado a riesgos. El incidente con WCK es la evidencia más clara de los desafíos mortales que este personal enfrenta todos los días en Gaza, independientemente de si son empleados internacionales o en su mayoría palestinos”.
Estancamiento diplomático
Mientras que la situación humanitaria en Gaza se deteriora cada día, los esfuerzos diplomáticos de la comunidad internacional para lograr un alto el fuego duradero entre Israel y las fuerzas de Hamás tampoco han dado resultados. La última ronda de negociaciones, patrocinada por Qatar, Egipto y Estados Unidos, finalizó el pasado 3 de abril en El Cairo (Egipto) sin lograr ningún avance.
A escala global los países siguen profundamente divididos por el conflicto en Gaza. Esta división se mostró mucho más claramente en la ONU, cuando fueron necesarios casi seis meses y muchos fracasos para que el Consejo de Seguridad de la ONU aprobara finalmente el 25 de marzo una resolución que exige un alto el fuego inmediato en Gaza.
Sin embargo, el hecho de ejercer presión sobre todas las partes para que implementen esta Resolución sigue siendo un gran desafío.
Según los observadores, aunque un alto el fuego a largo plazo, acompañado de la liberación inmediata de los rehenes, es relativamente difícil de lograr a corto plazo, las presiones actuales pueden ayudar a mejorar la situación humanitaria en Gaza. En particular, la postura del gobierno estadounidense hacia Israel puede obligar a Tel Aviv a aceptar algunas concesiones. El 4 de abril, el secretario de Estado norteamericano, Antony Blinken, emitió una clara advertencia al gobierno del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, señalando: “Con respecto a nuestra política en Gaza yo diría esto: si no vemos los cambios que queremos ver, entonces cambiaremos nuestra política”.
De hecho, junto con el estancamiento diplomático existe todavía el riesgo de que el conflicto se extienda. Desde finales del año pasado, las fuerzas hutíes en Yemen han lanzado ataques contra buques militares y comerciales occidentales en el Mar Rojo en represalia por la campaña militar de Israel, provocando interrupciones en el flujo del comercio mundial.
En la frontera entre Israel y el Líbano también continúan los conflictos entre el ejército israelí y las fuerzas de Hezbolá, y lo que es más grave aún: los recientes bombardeos de Israel contra objetivos iraníes en Siria han aumentado el riesgo de una confrontación más directa entre las dos potencias militares en el Medio Oriente.