El primer ministro británico, Boris Johnson, el 15 de diciembre de 2020. (Foto: Xinhua/VNA) |
El primer ministro británico, Boris Johnson, afirmó que 2021 es un año extremadamente importante para la visión “Gran Bretaña global”, en un intento de desviar la atención del asunto del Brexit hacia una nueva agenda en la que su país será sede de dos magnas citas internacionales: la Cumbre del G7 y la COP26.
Consolidar la posición del Reino Unido en la coyuntura post-Brexit
La cumbre del G7 y la conferencia COP26 están programadas para celebrarse en junio y noviembre de 2021, respectivamente. Hasta ahora, el Reino Unido ha establecido numerosos objetivos a cumplir de cara a la celebración de estos acontecimientos, con el fin de reafirmar su papel y consolidar su posición en la palestra mundial.
En cuanto a la reunión del G7, el primer ministro británico, Boris Johnson, aboga por ofrecer una solución global destinada a hacer frente a la epidemia de covid-19 y esbozar una estrategia mundial de “mejor reconstrucción” para mostrar la fortaleza del sistema internacional. Junto a eso, Johnson expresó su deseo de establecer una nueva coalición integrada por el grupo de las principales economías, creando de esta manera un foro para que los líderes de las potencias mundiales se reúnan cara a cara después de más de un año de pandemia. Además, prosiguió, planea reunirse con los dirigentes del G7 antes de la cumbre del órgano para definir las medidas de prevención y control del coronavirus, tal y como el impulso a la producción y la distribución de vacuna contra el virus SARS-CoV-2, además de promover lecciones sobre cómo abordar los casos emergentes.
El jefe del Gobierno de Reino Unido considera la Cumbre del G7 como un “trampolín” para la COP26, a celebrarse el próximo noviembre en Glasgow y que centrará sus esfuerzos en crear un impulso para reducir las emisiones de los países industrializados. Un elemento relevante en la última cita es la discusión sobre el potencial económico y las oportunidades de empleo en el proceso de desarrollo tecnológico a fin de responder al cambio climático y mitigar sus impactos.
¿El sueño “Gran Bretaña global” se convertirá en realidad?
A partir del 1 de enero de 2021, el Reino Unido se separó oficialmente de la Unión Europea tras 48 años de integración. Después del Brexit, Londres estableció una hoja de ruta hacia el exterior, incluso hacia la firma de un acuerdo de libre comercio con países de la Cuenca del Pacífico. Hasta ahora, el país ha suscrito tratados comerciales vigentes en la situación posterior al Brexit con Japón, Canadá, Singapur, Suiza, Vietnam y varios otros países. Los próximos acuerdos, según el plan de acción esbozado, asegurarán el 80% del comercio exterior del país para 2022. Para esto, la Cancillería británica incluyó temas sobre asistencia y desarrollo de su política exterior.
Sin embargo, a pesar de la ambición de Reino Unido, hay presiones que han obligado al país a reducir su actividad internacional, especialmente ante las dificultades que enfrenta su situación financiera. El covid-19 plantea grandes desafíos, obligando a Londres a poner en marcha un bloqueo nacional. El Ejecutivo británico redujo en noviembre de 2020 sus compromisos de ayuda oficial al desarrollo, de un 0,7% de su PIB a un 0,5%.
Amenazas a la integridad territorial también afectan la implementación de las ambiciones e intereses del gobierno británico. Irlanda del Norte es contraria a la postura de Londres, ya que el 56% de la población de esta región votó a favor de permanecer en la Unión Europea en el referéndum de 2016. Mientras, en Escocia, encuestas recientes revelan un apoyo cada vez mayor para su separación del Reino Unido. De llegar a convertirse en un país independiente, los ingresos fiscales de Gran Bretaña disminuirían considerablemente, hecho que obligará al gobierno a recortar aún más su presupuesto para las actividades de proyección exterior y de la defensa.
Sin duda, la red de misiones diplomáticas y comerciales del Reino Unido también se vería afectada. Además de los recortes en el presupuesto militar, el poder de Gran Bretaña a nivel mundial podría debilitarse, siendo difícil alcanzar los objetivos planteados en la estrategia “Gran Bretaña global”.