Pretexto de Estados Unidos para presionar a Irán a volver a las negociaciones

Hồng Vân
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(VOVWORLD) - Aunque el movimiento hutí de Yemen se adjudicó la responsabilidad de los ataques contra dos complejos en el corazón de la industria petrolera de Arabia Saudita, la opinión pública desvió su atención hacia Irán después de acusaciones de Estados Unidos y sus aliados del Medio Oriente al país persa de ser el autor de esos sabotajes. La situación se vio agravada cuando el presidente norteamericano, Donald Trump, anunció el 18 de septiembre que endurecería las sanciones contra Teherán ante el anuncio de este último de dar respuesta simétrica. Estados Unidos, al parecer, intenta aumentar la presión para que Irán retorne a la mesa de negociaciones nucleares, una maniobra que hasta ahora ha fracasado en todas sus variables.

El 14 de septiembre, una serie de ataques con drones alcanzó a la refinería de Abqaiq, la mayor del mundo, y las infraestructuras del campo petrolífero de Khurais, ubicados en el este de Arabia Saudita. Los rebeldes hutíes reivindicaron la autoría del hecho como respuesta a una campaña de agresiones militares que ya suma cinco años, desplegada por una alianza liderada por el gobierno saudí en Yemen. El portavoz de esta dijo que no hay pruebas de que los ataques contra las instalaciones petroleras provengan de Yemen.

Acusaciones consecutivas

Washington y sus aliados en Medio Oriente acusaron a Irán de ser responsable de los referidos ataques, asegurando que Teherán está detrás del incidente. En rápida respuesta, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, llegó a Arabia Saudita para preparar una acción conjunta por la agresión, aunque en camino Riad declaró a la prensa que no hay evidencias de que estos atentados procedieran de Irán. Por su parte, el secretario de Defensa, Mark Esper, afirmó que el Ejército norteamericano está trabajando con sus socios para defender el orden internacional basado en normas, supuestamente socavado por Irán. Mientras, el inquilino de la Casa Blanca dijo que Estados Unidos tiene muchas opciones. Señaló que “existe la última opción y hay opciones menos poderosas que esa…la última opción significa entrar en una guerra.” Tal pronunciación fue emitida luego de que Arabia Saudita encontrara restos de drones y misiles en las reservas petroleras bombardeadas que, según ellos, corresponderían al país persa.

Este escenario hace recordar al ataque contra dos buques petroleros en el Estrecho de Ormuz hace tres meses. En esos momentos, Washington achacó a Teherán la autoría del hecho.

Entretanto, el canciller iraní, Javad Zarif, negó la responsabilidad de su país en la operación contra los centros petroleros saudíes y advirtió que Irán responderá si Estados Unidos lo ataca. La política de máxima presión de Washington contra la nación iraní es inútil, calificó y desestimó las declaraciones de Pompeo de “máximo engaño”.

Presiones a Irán para que retorne a la mesa negociadora

Muchas naciones en el mundo pidieron efectuar una investigación objetiva y cuidadosa sobre los ataques contra las instalaciones petroleras en Arabia Saudita. La ONU envió expertos a ese territorio para investigar el hecho en el marco de una resolución del Consejo de Seguridad acerca del acuerdo nuclear de 2015 y otra relativa a la prohibición de armas para Yemen. El secretario general de la mayor organización internacional, António Guterres, dijo que este es el momento de calmar tensiones. No hay ningún sitio donde eso sea más importante que en el Golfo, añadió, e insistió en la necesidad de evitar cualquier acción que agrave la situación.

Las tensiones entre Estados Unidos e Irán comenzaron cuando Donald Trump retiró a Washington del acuerdo nuclear firmado en 2015. Desde ese momento, la Casa Blanca impuso y aumentó las sanciones contra el país persa, especialmente sobre sus finanzas y exportaciones de crudo.

Las acusaciones del Gobierno estadounidense a Teherán de atacar dos refinerías saudíes evidenciaron que Washington está ejerciendo “la máxima presión” en un intento por lograr un nuevo tratado nuclear. Y presumiblemente mantendrá ese plan hasta hacer volver a Teherán a la mesa de conversaciones. Los iraníes tienen su propia visión del asunto, pero en lo que coinciden las dos partes es que lo peor sería una guerra de proporciones incalculables.

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