El presidente Mahmoud Abbas (i) y el primer ministro Mohammad Shtayyeh en una reunión de la Autoridad Palestina el 19 de mayo de 2020 (Foto: The Times of Israel)

Las preocupaciones surgieron a mediados de la semana pasada cuando la Autoridad Nacional Palestina anunció el fin de todos los acuerdos alcanzados con Estados Unidos e Israel, en respuesta al plan de Tel Aviv de fusionar algunas áreas en Cisjordania en su territorio. En una declaración oficial el 20 de mayo, el presidente palestino, Mahmoud Abbas, declaró que el intento de Israel de anexión de las tierras de ocupación palestinas demostró que Tel Aviv ya no quiere cumplir con los pactos logrados. Como resultado, la Autoridad Palestina no tiene más remedio que terminar por completo sus responsabilidades y obligaciones en todos los tratados y memorandos de entendimiento firmados con Estados Unidos e Israel, incluidos los de seguridad. Muchos analistas creen que la solución de dos Estados, e incluso el proceso de paz de Medio Oriente, está en riesgo de colapso.

Posible ruptura del proceso de paz en Oriente Medio

Según fuentes internacionales, durante una reunión urgente en la ciudad de Ramallah (Cisjordania) en la noche del 19 de mayo, el presidente palestino, Mahmoud Abbas, mencionó los Acuerdos de Oslo (1993), de Hebrón (1997) y el Memorándum de Wye (1998), los cuales protegen a los israelíes y mantienen el control político de la Autoridad Nacional Palestina sobre la Franja de Gaza y parte de Cisjordania. Con el reciente anuncio de Abbas, y en caso de que Palestina abandone todos los compromisos de seguridad y cooperación con Israel, dichos acuerdos ya no tendrán vigencia mientras el proceso de paz en el Medio Oriente que se basa en ellos dejará de existir.

En este escenario, muchos analistas valoraron de alto el riesgo de confrontación violenta. Su preocupación está basada en el hecho de que la situación en tierras palestinas ha sido muy tensa y extremadamente delicada durante décadas. Muchos enfrentamientos armados, de pequeña a gran escala, han ocurrido frecuentemente a lo largo de la frontera entre Israel y Cisjordania, así como en la Franja de Gaza. El mundo no puede olvidar los conflictos sangrientos que duraron meses en esas zonas cuando los palestinos lanzaron una campaña de protesta condenando a Estados Unidos por reconocer a Jerusalén como capital de Israel y trasladar su embajada a esa ciudad en 2018.

En el contexto actual, algunos observadores temen que es probable el estadillo de una tercera insurgencia palestina, similar a la que ocurrió hace 20 años, en septiembre de 2000, al considerar que a ese pueblo no le queda otra opción.

Cuando los palestinos son arrinconados

En los últimos años, el problema palestino-israelí ya no es el centro de atención de la comunidad internacional. Irán se convirtió en una fuerza importante en la lucha geoestratégica en el Medio Oriente, por lo cual su competencia con Arabia Saudita ha empujado a Estados Unidos a acercarse a otros países del Golfo, incluido Israel. La situación en la región se está volviendo cada vez más perjudicial para Palestina y ese pueblo es plenamente consciente de ello. Por lo tanto, en un contexto en que Israel lanzó un plan para anexar Cisjordania a su territorio, los palestinos entendieron que nadie podía bloquear las ambiciones de Tel Aviv, y que además Washington está respaldando esa acción.

En respuesta, los palestinos persisten en llamar a la comunidad internacional a no dejar que el problema caiga en el olvido. Como resultado, Palestina optó por poner fin a la cooperación de seguridad con Israel, dejando abierta la puerta a la violencia a pesar de las consecuencias impredecibles.

Es aún más preocupante cuando el Medio Oriente está presenciando desarrollos muy complicados relacionados con las tensiones entre Estados Unidos e Irán en el golfo Pérsico. Dada la naturaleza extremadamente compleja en esa región muchos analistas dijeron que cualquier desafortunado incidente podría convertirse en un catalizador que instigue a la violencia en el territorio palestino.