El primer ministro de Japón, Shinzo Abe, y el presidente de China, Xi Jinping (Foto: Kyodo News) |
China y Japón son las principales potencias de la región, pero sus vínculos siempre han sido tensos por factores históricos y las disputas territoriales en el mar de China Oriental. En los últimos tiempos, Beijing y Tokio han realizado esfuerzos por aliviar las tensiones diplomáticas. El premier nipón, Shinzo Abe, y el presidente chino, Xi Jinping, se reunieron en varias ocasiones al margen de conferencias internacionales. Sin embargo, el primero no visita China desde 2011, y el segundo tampoco a Japón desde 2010.
Momento adecuado
Tras una larga ausencia, la visita del premier japonés a China acapara la atención de la opinión pública. El hecho demuestra la doble voluntad de dejar a un lado los litigios. El momento es considerado propicio para una nueva etapa de las relaciones bilaterales por coincidir además con el 40 aniversario de la firma de su Acuerdo de Paz y Amistad (23 de octubre de 1978).
De hecho, las relaciones entre los dos países han experimentado nuevas señales de progreso después de la reciente visita a Tokio del primer ministro chino Li Keqiang en mayo. Ambas partes concertaron varios convenios que deben recibir un nuevo impulso durante la estancia de Abe.
En realidad, el creciente deterioro de las relaciones de China con Estados Unidos a causa de sus conflictos comerciales la ha motivado a ampliar la colaboración con Japón. Parece ser el momento adecuado para que Beijing diversifique sus relaciones con otros socios, entre ellos el país del sol naciente. Se puede decir que por primera vez en mucho tiempo, los dirigentes chinos se muestran interesados en anudar unos lazos estables con Japón.
Visibles beneficios
Se espera que la visita traiga grandes beneficios a ambos países. En el ámbito político, permitirá un nuevo avance en las relaciones bilaterales. En vísperas de su viaje, Shinzo Abe expresó la disposición de afianzar los lazos con China. Abogó por llevarlos a una nueva etapa de desarrollo y destacó que las dos partes tienen responsabilidades compartidas en el mantenimiento de la paz y la estabilidad en la región. La mejoría de sus nexos favorecerá además el plan del premier nipón de organizar una cumbre trilateral Japón-China-Corea del Sur.
En cuanto a la economía, la visita de Abe, acompañado por unos 500 gerentes de empresas, ofrece a Beijing una buena oportunidad para pedir más inversiones japonesas. En esta ocasión, se celebrará un foro de negocios e inversiones con la participación de más de mil delegados, incluidos ministros y empresarios. También tratarán la restauración de un mecanismo de cambio monetario inactivo desde 2013 y el alcance de un acuerdo sobre préstamos de China. Esta última es actualmente el principal socio comercial de Japón, mientras Tokio se sitúa en el segundo lugar entre las contrapartes más importantes del gigante asiático (después de Estados Unidos), y a la vez es el cuarto mayor inversionista en China.
No obstante, aún existen obstáculos para la estabilidad de los lazos entre los dos países, dada su rivalidad en diferentes sectores y su competencia por ganar mayor influencia en la región y el resto del mundo.
Además, están lejos de resolver sus disputas territoriales en el mar de China Oriental, que de un tiempo a esta parte empujaron las relaciones bilaterales a su peor nivel desde la segunda Guerra Mundial. A pesar de ello, la visita promete descongelar las relaciones y abrir a Xi Jinping las puertas de Japón en el próximo año.
Naturalmente, los nexos entre estas dos naciones tienen un peso trascendental en la situación de Asia, ya que se vinculan con diferentes áreas clave de la zona. Por eso, se espera una nueva etapa de cooperación entre ellas en beneficio de sus pueblos y la estabilidad regional.