El Banco Mundial (BM) rebajó el 19 de abril su pronóstico de crecimiento global para 2022 a 3,2%, frente al 4,1% previsto en enero. Al comparar esta cifra con el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) mundial del 5,7% logrado en 2021 en el contexto del complicado desarrollo de la pandemia de covid-19, la tasa esperada para este año es preocupante.
 Los estantes de un supermercado en Arlington, Virginia, Estados Unidos. (Foto de ilustración: Xinhua/VNA) |
Serios desafíos
La economista en jefe del Grupo Banco Mundial, Carmen Reinhart, dijo que la economía mundial está pasando por un período “particularmente volátil”. En una entrevista concedida a Bloomberg el pasado 19 de abril, Carmen Reinhart advirtió que los riesgos se están moviendo en una dirección claramente negativa.
Otros expertos internacionales también comparten dicha evaluación, haciendo especial énfasis en el impacto del conflicto Rusia-Ucrania y las complicaciones que se derivan del mismo. Los prolongados acontecimientos en Ucrania y la serie de sanciones impuestas por Occidente a Rusia han provocado un alza en el precio de los combustibles y los alimentos en la mayoría de los países y regiones del planeta. De la misma manera, el futuro incierto del conflicto hace prever un encarecimiento continuo de los alimentos a nivel global.
En ese contexto, el resurgimiento de la pandemia de covid-19 provocó que la segunda economía más grande del mundo, China, volviera a imponer una medida de bloqueo a gran escala, lo que afecta de manera considerable las actividades productivas. Esto ejerce presión no solo sobre la actividad económica del gigante asiático, sino también sobre toda la cadena de suministro global, ya que Beijing es el principal productor y exportador del planeta.
Cabe destacar que la economía mundial ya se encontraba bajo una gran presión antes de que tuvieran lugar estas dos situaciones adversas. En especial, las medidas tomadas como respuesta al impacto de la pandemia, para promover la recuperación y el crecimiento, han traído también consigo un incremento considerable de la deuda. Como resultado, la deuda mundial se incrementó a un nivel sin precedentes. Según la base de datos de deuda global del Fondo Monetario Internacional (FMI), esta cifra creció del 28% hasta el 256% del PIB mundial en 2020. Entre tanto, el informe "Índice de deuda pública" publicado por la Fundación Janus Henderson (Reino Unido) a principios de este mes pronosticó que la cifra total aumentaría un 9,5% hasta un récord de 71,6 billones de dólares este año.
Anteriormente, en 2021, el informe remarcó que la deuda pública mundial alcanzaría la magnitud de 65,4 billones de dólares, un 7,8% más que en 2020. Debido a esta gran carga, y en un escenario donde las actividades económicas son más inciertas, varias economías del Sudeste Asiático, Norte de África y América del Sur se enfrentan a un claro riesgo de insolvencia. Tal es el caso de Sri Lanka, que el pasado 12 de abril se declaró oficialmente en esta situación.
 La economista en jefe del Grupo Banco Mundial, Carmen Reinhart. (Fuente: Bloomberg) |
Soluciones y respuestas
Los retos y riesgos a los que se enfrenta la economía mundial son tan graves, que Carmen Reinhart no descarta la posibilidad de que el BM continúe rebajando aún más su previsión de crecimiento en un futuro próximo.
Ante el panorama actual, el presidente del Grupo Banco Mundial, David Malpass, dijo que esta entidad “está preparando un plan de respuesta a la crisis”. En consecuencia, en las próximas semanas, los líderes del BM se reunirán para deliberar acerca del tema, y discutir la aprobación de un fondo de 170 mil millones de dólares para el período de abril de 2022 a junio de 2023. Este paquete de respuesta a la crisis financiera es aún mayor que el que fue aprobado anteriormente a consecuencia de la pandemia de covid-19, y que contó en aquella ocasión con 160 mil millones de dólares.
Encontrar soluciones para enfrentar los desafíos y superar las dificultades es también una de las principales agendas de la Conferencia de Ministros de Finanzas y Gobernadores de Bancos Centrales del Grupo de las principales economías desarrolladas y emergentes del mundo (G20) que se lleva a cabo hoy. Por otra parte, numerosos países han implementado de modo activo contramedidas, que por lo general incluyen elevar las tasas de interés para frenar la inflación.
Por otra parte, múltiples instituciones financieras y expertos mundiales han remarcado que, frente a los desafíos actuales, las medidas aplicadas de manera aislada por una economía nacional resultan pocas efectivas, especialmente en aquellos países que cuentan con recursos limitados. En particular, el FMI propuso una reestructuración rápida de la deuda para los países de bajos ingresos que participan en la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda (DSSI) del G20. Asimismo, la institución financiera mundial ofrece opciones, para ayudar a las economías emergentes y en desarrollo, que no son elegibles para participar en dicho mecanismo, pero que aún se benefician de un enfoque de cooperación global en un futuro cercano.