(Foto de ilustración de The New Yorker)
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El día 6 pasado, el mandatario estadounidense, Donald Trump, vetó el proyecto de ley que impide al presidente tomar cualquier acción militar contra Irán sin el consentimiento del Congreso. Al formular este documento, los demócratas que prevalecen en la Cámara de Representantes argumentan que la orden del mandatario de matar al general iraní Qassem Soleimani a principios de este año hizo aumentar las tensiones y podría conducir a un conflicto armado. Entretanto, Trump dijo que el proyecto de ley propuesto por el Partido Demócrata tiene como fin la división interna del Partido Republicano para ganar las elecciones del 3 de noviembre. A primera vista, parece que es un asunto interno de la política norteamericana, pero de hecho, refleja el estado de las relaciones entre Washington y Teherán.
Los movimientos duros de los dos bandos
Cabe destacar que solo una semana antes, el 28 de abril, funcionarios y diplomáticos estadounidenses en la ONU informaron que Washington había difundido un proyecto de resolución de esta organización mundial sobre la extensión indefinida del embargo de armas contra Irán, previsto a expirarse en octubre de 2020, un evento muy esperado por Teherán. Luego, el secretario de Estado, Mike Pompeo, afirmó que las acciones de Irán en los últimos tiempos son suficientes para que el Consejo de Seguridad extienda el embargo de armas si se levanta esta sanción en octubre de este año.
Estados Unidos no permitirá que Irán compre armas. Justo antes, el presidente estadounidense dijo que ordenó a la Marina disparar contra “barcos armados” iraníes a los que acusa de “hostigar” a los buques norteamericanos en la región.
En respuesta a las acciones de Washington, Teherán emitió mensajes muy duros. El 29 de abril, la agencia de noticias Tasnim citó al portavoz de las Fuerzas Armadas iraníes, Abolfazl Shekarchi, diciendo que su país respondería con dureza si barcos norteamericanos violan las aguas territoriales iraníes. También criticó a Estados Unidos por “causar disturbios” en el Golfo, con las recientes amenazas de Trump calificandolas de “guerra psicológica” destinada a llamar la atención pública ante los próximos comicios generales.
Luego, el 4 de mayo, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores iraní, Abbas Mousavi, anunció su rechazo a los esfuerzos “ilegales” de Washington para extender el embargo de armas del Consejo de Seguridad de la ONU contra Irán e insistió en la represalia por parte de Teherán a las medidas ilegales de Estados Unidos. Dos días después, el presidente iraní Hassan Rouhani declaró que Teherán respondería fuertemente a Estados Unidos si se renueva el embargo de armas contra su país.
Según analistas, la reciente escalada de tensión entre los dos países es preocupante, pero es menos probable que conduzca a un peor escenario como la confrontación militar.
La confrontación militar es poco probable
Hay muchas razones para considerar que las tensiones entre estas dos naciones, aunque son difíciles de aplacarse, tienen poco riesgo de resultar en una confrontación militar. Primero, el contexto actual no es tan peligroso como el momento en que la Fuerza Aérea de Estados Unidos atentó contra el general Qassem Soleimani de Irán a principios de este año. La situación entonces fue descrita como “al borde de la guerra”, pero lo peor no sucedió.
Segundo, ninguna de las partes ve la “necesidad” de adoptar medidas militares en este punto. En particular, Irán se encuentra actualmente en una posición muy difícil debido al impacto de la pandemia de Covid-19, que requiere urgentemente la asistencia internacional, incluidos préstamos de emergencia de 5 mil millones de dólares del Fondo Monetario Internacional (FMI). Por lo tanto, una confrontación armada con Estados Unidos claramente no es propicia para poder acceder al enorme crédito del FMI. De hecho, después de las duras declaraciones, funcionarios iraníes también hicieron algunas bastante pacíficas hacia Estados Unidos.
El 10 de mayo, el portavoz del Gobierno, Ali Rabiei, confirmó que Teherán está listo para llevar a cabo un acuerdo completo de intercambio de prisioneros con Washington.
Por su parte, Estados Unidos también tiene grandes problemas que abordar, la lucha antiepidémica y la recuperación económica. En este contexto, echar dinero y sacrificar recursos humanos en cualquier acción militar sin el apoyo de la opinión pública, definitivamente no es la opción preferida.
Obviamente, la posibilidad de una confrontación militar entre Estados Unidos e Irán en este momento no es alta. Sin embargo, los analistas opinan que las tensiones actuales no son nada buenas para los dos países ni para la complicada situación en el Medio Oriente.