Foto de ilustración (VNA)
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La separación británica de la UE (Brexit) se inició después de un referéndum realizado en ese país en 2016. Las negociaciones sobre ese divorcio han pasado una larga carrera de obstáculos, especialmente en 2018 cuando existen discrepancias en el Parlamento británico de si se debería planear un Brexit sin acuerdo o ningún Brexit en absoluto, o hacer un segundo referéndum popular.
Posturas diferentes entre los legisladores británicos
Pese a las enormes diferencias entre la UE y el Gobierno británico, han resuelto algunos problemas importantes, especialmente a finales de año. La concesión de ambas partes les ayudó a encontrar una voz común en los temas que habían mantenido puntos de vista opuestos.
Los negociadores alcanzaron el 13 de noviembre pasado un borrador de acuerdo del Brexit de más de 500 páginas en las que se desarrollan 185 artículos, tres protocolos y varios anexos. Los tres asuntos de suma importancia son los relativos a los derechos de los ciudadanos y la factura de 45 mil millones de dólares que debería asumir Londres tras su salida del bloque comunitario. Además, el conflicto sobre Irlanda se convirtió en un gran escollo para cerrar dicho acuerdo. En ese sentido, encontraron una solución aceptable para que los británicos garanticen el mantenimiento de la libre circulación de mercancías entre Irlanda e Irlanda del Norte en un periodo de transición. Durante ese tiempo, Londres mantendría el mismo acceso al mercado europeo que disfruta como socio de la UE. Una vez expirado el plazo transitorio, ese país continuará integrándose en la Unión Aduanera Europea para garantizar la entrada y salida fluida de sus mercancías en el continente.
El citado borrador de acuerdo se considera como un avance técnico para el Gobierno de la primera ministra Theresa May con vistas a un tratado final con la UE en 2019. Sin embargo, la líder británica encaró protestas de varios legisladores de su Partido Conservador y de la oposición. Cuatro ministros presentaron su renuncia al cargo para criticarle en torno a su propuesta del Brexit.
Los resultados de las encuestas populares indicaron que casi la mitad de electores británicos pidieron celebrar un segundo referéndum sobre la salida de la UE, ya que un 50% de la población quiere quedarse en el bloque.
Camino aún sin término
Según lo previsto, el Reino Unido saldrá de la UE el 29 de marzo próximo. Hasta esa fecha, si ambas partes no alcanzan ningún acuerdo, el divorcio se llevará a cabo sin periodo de transición. En ese sentido, Londres no podrá acceder al mercado europeo ni a los tratados comerciales entre la agrupación y otras naciones. El Gabinete británico pensó en un Brexit sin acuerdo y anunció una votación para ratificar el borrador del proceso en enero próximo. Esto significaría una gran pérdida económica para el país. En un informe publicado recientemente, la agencia de clasificación de riesgo Fitch pronosticó que el Producto Interno Bruto del Reino Unido se reduciría un 4% mientras el de la UE, un 0,5%. Se prevé también la posibilidad de un caos.
A fin de conseguir el éxito del Brexit, la primera ministra Theresa May debe consolidar la confianza de los legisladores. Empero, ante el actual escenario, parece una misión imposible.