Daños supuestamente causados por mina en el buque petrolero japonés Kokuka Courageous, el 13 de junio de 2019 (Foto: AFP/VNA) |
En el último hecho relacionado con aquel incidente, el 17 de junio Teherán amenazó con bloquear el estrecho de Ormuz, por donde pasa un tercio del crudo que se trasiega a nivel mundial. Mientras, Estados Unidos aprobó el envío de unos mil soldados adicionales y más recursos militares a Oriente Medio para sumarse a su destructor USS Mason, desplegado en la zona, con el fin de hacer frente a las “amenazas” de Irán. Un día antes, Estados Unidos y Arabia Saudita también realizaron un ejercicio aéreo conjunto en el golfo Pérsico. Estos se consideran movimientos peligrosos que podrían “echar más leña al fuego”, especialmente en medio del deterioro de las relaciones Washington-Teherán a causa del colapso del acuerdo nuclear con la nación persa.
¿Acusaciones y pruebas?
Las tensiones estallaron el 13 de junio, cuando el petrolero japonés Kokuka Courageous se incendió y explotó cuando cubría la ruta desde un puerto de Arabia Saudita a Singapur y Tailandia. Hace solo unos días, también el tanquero noruego Front Altair fue encontrado en llamas cuando navegaba de Qatar a Taiwán (China). Estados Unidos y sus aliados árabes acusaron de inmediato a Irán de estar detrás de estos ataques, una imputación que Teherán rechazó y tachó de “infundada”. Hasta el momento no se sabe quién fue el autor de dichos atentados, pero las acusaciones entre las partes solo consiguen aumentar las tensiones y ponen en riesgo la paz y la seguridad en Oriente Medio.
En realidad, las relaciones Estados Unidos-Irán han empeorado desde mayo de 2018, cuando el presidente Donald Trump decidió retirar a su país del tratado nuclear llamado Plan Integral de Acción Conjunta, firmado en 2015 por Teherán y el Grupo P5+1, además de reanudar las sanciones contra la nación persa. Desde entonces, Washington ha adoptado una política de “máxima presión” sobre Teherán, a través de castigos que pretenden obligarlo a sentarse a la mesa de negociaciones para llegar a un nuevo acuerdo.
Los funcionarios estadounidenses también han declarado pública y repetidamente su intento de eliminar el programa nuclear y de misiles balísticos iraní, y reducir la influencia de Irán en la región. Además de imponer y endurecer las sanciones, Estados Unidos incluyó al Cuerpo de Guardias Revolucionarias Islámicas de Irán en su lista de organizaciones terroristas, y planea poner fin a las exenciones que había concedido a ocho naciones o territorios para que siguieran comprando petróleo iraní y aumentar la presencia de sus militares en Oriente Medio. Según observadores internacionales, estos actos de Washington tienen como fin no solo obligar a Teherán a subordinarse a sus condiciones, sino también consolidar su papel y establecer un nuevo orden en la zona, en particular cuando el presidente Donald Trump necesita una victoria diplomática para movilizar el apoyo del electorado en búsqueda de un segundo mandato. Al describir a Irán como una amenaza, Washington pretende justificar una serie de medidas destinadas a restablecer sus capacidades disuasivas, incluida una respuesta militar contra Teherán, como advirtió el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo.
Riesgos fuera de control
Ante la situación, la comunidad internacional ha redoblado los esfuerzos para aliviar las tensiones entre Washington y Teherán. El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, pidió una investigación internacional sobre los ataques contra petroleros en el gofo de Omán. Rusia sugirió no sacar conclusiones apresuradas antes de esclarecer lo sucedido.
Si bien Estados Unidos e Irán han declarado que no quieren la guerra, hasta el momento no hay señales de que estén dispuestos a hacer concesiones, mientras que los empeños de mediación todavía no han logrado resultados positivos. Por lo tanto, las tensiones entre los dos países siguen aumentando.
El 17 de junio, Teherán emitió una declaración mediante la cual anunció que dentro de diez días superará los volúmenes de uranio enriquecido que el acuerdo nuclear le permite almacenar. Tal decisión revela que su paciencia llegó al límite e intenta presionar para que los otros firmantes del Plan Integral de Acción Conjunta le compensen la retirada de Estados Unidos.
Aunque es poco probable que las tensiones actuales desemboquen en enfrentamientos militares, estos hechos podrían afectar negativamente al crecimiento económico mundial y la estabilidad del suministro de energía global. Al mismo tiempo, son movimientos peligrosos que podrían encender el fuego en Oriente Medio.