Tras superar el shock geopolítico y la crisis energética que surgieron del conflicto entre Rusia y Ucrania el año pasado, la UE entró en este año con grandes ambiciones. Pero esta organización sigue atravesando un año con muchas dificultades tanto en política interna como en economía.
La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en una rueda de prensa del 13 de diciembre en Bruselas. (Foto: AP)
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Ampliar membresía- nueva ambición geopolítica
Líderes europeos pronto consideraron la ampliación del bloque comunitario como una de las principales prioridades en 2023, según las cuales se llevaron a cabo una serie de conferencias desde principios de año con Ucrania, Moldavia y países de los Balcanes Occidentales. En octubre, en la tercera reunión de la Comunidad Política Europea y la Cumbre Informal de la UE en Granada (España), los dirigentes regionales anunciaron que acelerarían el proceso de evaluación de los países candidatos. El 8 de noviembre, la Comisión Europea (CE) publicó un informe de más de 1.200 páginas que evalúa el progreso en la realización de reformas por parte de 10 países que solicitan unirse a la UE, entre ellos Ucrania, Moldavia, Georgia, 6 países de los Balcanes y Turquía, al tiempo que recomendó abrir negociaciones para admitir a Ucrania y Moldavia.
En la última Cumbre del bloque, celebrada los días 14 y 15 de diciembre, la UE decidió realizar negociaciones sobre la adhesión de Ucrania y Moldavia y otorgar el estatus de candidato a Georgia. La presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, declaró que la expansión del bloque es una inversión estratégica para Europa: “Nunca antes las razones para la expansión del bloque habían sido tan fuertes como lo son ahora. En un mundo sacudido por una serie de crisis, ampliar el número de miembros es una inversión en la estabilidad. También es una inversión en la seguridad y la prosperidad de Europa”.
Aunque la expansión del bloque es un requisito urgente para responder a un entorno de seguridad regional dañado por el conflicto en Ucrania y la persistente ola de migración en el sur de Europa, ahora la UE enfrenta grandes desafíos para la solidaridad interna.
En la última Cumbre de la UE de este año, los 26 estados miembros del bloque tuvieron que ejercer una fuerte presión diplomática y financiera sobre Hungría para que aprobara la decisión de abrir negociaciones para la adhesión de Ucrania al bloque. Heather Grabbe, experta de la Fundación de Investigación Bruegel en Bruselas (Bélgica), estimó que estos desacuerdos internos afectarán a toda la ambición expansiva de la UE: “Los desacuerdos actuales afectarán la reputación de todo el proceso de admisión de miembros. La historia indica que los países solicitantes pueden implementar reformas impresionantes si tienen una perspectiva creíble sobre su adhesión. Por el contrario, este proceso tendrá problemas si la UE duda, o no sabe lo que quiere. Eso exactamente es lo que pasó con los Balcanes Occidentales y Turquía”.
Desoladoras perspectivas económicas
Además de los desafíos en los esfuerzos por construir una agrupación regional más poderosa, Europa también experimentó un año difícil económicamente. En el informe final de perspectivas económicas del año, publicado el 29 de noviembre, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) pronosticó que el crecimiento económico de la Eurozona en 2023 y 2024 sólo alcanzaría el 0,6% y el 0,9%, respectivamente, mucho peor que Estados Unidos, China y otras economías importantes. Especialmente, la OCDE valoró que Alemania, la locomotora de Europa, será la economía desarrollada con peor crecimiento del mundo este año, con una previsión de crecimiento negativo del 0,1%.
Delegados conversan al margen de la última Cumbre de la UE en 2023. (Foto: AP) |
En 2023, aunque la presión sobre el suministro de energía ha disminuido drásticamente, la inflación en la eurozona se mantendrá alta durante todo el año, lo que obligará al Banco Central Europeo (BCE) a seguir aplicando las altas tasas de interés en su política monetaria a fin de enfriar la inflación. Hasta diciembre, después de diez aumentos consecutivos, el BCE aún mantenía el tipo de interés básico en el 4,5%, el más alto desde que el euro entró oficialmente en circulación (2002).
En los últimos meses del año, la economía europea mostró signos de mejora, cuando la tasa de inflación en noviembre cayó al 2,4% (la media para todo el año fue del 6,5%), las tasas de desempleo también disminuyeron al 6% registradas en octubre, el nivel más bajo en muchos años. Sin embargo, la CE sigue siendo muy cautelosa respecto de la evolución económica regional a mediano plazo. En el informe publicado a mediados de noviembre, el Comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, consideró la inflación persistente, los riesgos de interrupción del suministro de energía, las altas tasas de interés y el aumento de los precios de las materias primas como los principales factores por los que las perspectivas de crecimiento del bloque se rebajan este año y el próximo.
Además, dijo, la complejidad de las relaciones económicas entre la UE y sus principales socios, como Estados Unidos y China, es un factor impredecible que puede afectar negativamente a la economía europea. Este año, la UE celebró una cumbre con Estados Unidos y, por primera vez en cuatro años, también se celebró una reunión directa de alto nivel con China para resolver problemas comunes. Pero ambas citas concluyeron sin lograr avances importantes, especialmente en lo que concierne a la “Ley de reducción de la inflación” de Estados Unidos y el desequilibrio comercial con China.
Debe destacarse que 2023 es el año en que la UE fue testigo de la ola de migración y retorno de refugiados al bloque con la mayor escala desde 2016, lo que ejerce una enorme carga socioeconómica para los países miembros y la zona entera.