Estados Unidos y China siguen siendo las dos potencias líderes en el campo espacial al promover constantemente numerosos programas a gran escala para explorar la Luna y Marte. Sin embargo, 2023 también marca un gran progreso para la industria aeroespacial de la India y el regreso de Rusia.
La nave espacial de la India aterrizó con éxito en el polo sur de la Luna el 23 de agosto de 2023. (Foto: Reuters) |
India: Un punto brillante
El 23 de agosto de este año pasó a la historia, no sólo para la industria aeroespacial india, sino también para la mundial, cuando la nave espacial Chandrayaan-3, de la India, aterrizó en el polo sur de la Luna, que contiene una gran cantidad de hielo congelado y minerales que pueden sustentar la vida humana en el futuro. Esta es la primera vez en la historia que un país logra aterrizar una nave espacial en el polo sur de la Luna, y este evento también marca que Nueva Delhi se convierte en el cuarto país en lograr con éxito la misión de conquistar la Luna, después de la Unión Soviética y China. Más aún, apenas dos semanas después del evento, la India seguía lanzando la primera nave espacial especializada en estudiar el Sol.
Estos éxitos consecutivos ayudaron a la India a elevar su papel como una nueva potencia en el campo aeroespacial. Según el experto en investigación militar, Peter Garretson, del Consejo estadounidense de Política Exterior, el éxito del país surasiático demuestra que el antiguo orden de capacidades en el sector aeroespacial mundial ha cambiado. Mientras, Ruchira Kamboj, representante permanente de la India ante las Naciones Unidas, dijo que estos logros motivarán a otros países en desarrollo a perseguir su ambición de conquistar el espacio ultraterrestre: “Este resultado no sólo marca la presencia de la India en la Luna, sino que también simboliza la inspiración de los 1.400 millones de indios. Este es un momento histórico en el que los seres humanos ingresan a una tierra inexplorada en el Polo Sur de la Luna. Este éxito está dedicado a todos y la India espera que motive a los países del Sur a seguir”.
En 2023, Rusia también lanzará la nave espacial Luna-25, 47 años después de su último lanzamiento. A pesar de que este vehículo tuvo problemas al aterrizar en la Luna, el evento marcó el intento de Moscú de volver a su antigua posición como superpotencia espacial.
Mientras tanto, Estados Unidos y China, dos potencias líderes en el ámbito aeroespacial, siguen impulsando grandes proyectos. Washington está acelerando el programa Artemis con el objetivo de devolver humanos a la Luna, y se espera que lleve a cabo la misión Artemis II a finales de 2024. China también ha logrado grandes pasos para concretar su ambición de enviar humanos a la Luna antes de 2030. Hasta la fecha, Beijing ha impulsado el desarrollo y la producción de cohetes propulsores, naves espaciales tripuladas, módulos de aterrizaje y vehículos lunares de nueva generación que pueden transportar tripulaciones y muchos otros planes ambiciosos.
Algunos otros países como Reino Unido, Alemania, Italia, Francia, Emiratos Árabes Unidos e Israel, también planean explorar el espacio y la Luna en un futuro próximo. Especialmente, la carrera espacial también registró una participación cada vez más profunda de empresas privadas, principalmente SpaceX, del multimillonario estadounidense Elon Musk, Blue Origin, del empresario norteamericano Jeff Bezos y Virgin Galactic, del multimillonario británico Richard Branson.
Garantizar la seguridad del espacio
Además de los logros alcanzados, la carrera espacial entra en calor y plantea grandes desafíos a la humanidad. Según datos de la ONU, el número de satélites lanzados al espacio en los últimos 10 años ha sido superior al número total acumulado durante los 50 años anteriores, y actualmente flotan unos 900 satélites en órbita baja alrededor de la Tierra, lo que se duplicó respecto a hace dos años. El creciente número de satélites en el espacio aumenta el riesgo de colisiones, crea desechos espaciales y amenaza las actividades de viajes espaciales. A eso se añade el incremento del riesgo de militarización del espacio ultraterrestre, a medida que los países promueven el desarrollo de nuevas tecnologías y armas para perturbar las operaciones de satélites y naves espaciales de otros. Según el vicesecretario general de la ONU, Guy Ryder, la comunidad mundial necesita urgentemente crear nuevos mecanismos de gobernanza global para la seguridad aeroespacial en un contexto en que las crecientes tensiones geopolíticas amenazan al espacio: “Los trastornos geopolíticos amenazan con extender los conflictos al espacio. Por lo tanto, si no avanzamos en abordar las deficiencias del actual mecanismo de gobernanza de la seguridad espacial, corremos el riesgo de ser testigos de una carrera armamentista en el espacio ultraterrestre, lo que creará pérdidas graves y críticas para los servicios de los que dependen los países y sus pobladores”.
Hasta ahora, el Tratado sobre el Espacio Ultraterrestre de 1967 es el principal marco legal que regula los bienes comunes en el espacio, el cual prohíbe el despliegue de armas nucleares y bases militares en el espacio, pero no establece límites para las armas convencionales. Por lo tanto, para garantizar la seguridad y prevenir el riesgo de una carrera armamentista en el espacio, la Asamblea General de la ONU aprobó a principios de diciembre un proyecto de resolución propuesto por Rusia para impedir desplegar armas en el espacio. La resolución “No desplegar armas en el espacio” co-patrocinada también por Bielorrusia, China, Cuba, Corea del Norte y Egipto, pide a todos los países, especialmente aquellos con capacidades nucleares espaciales, que consideren comprometerse a no desplegar armamento en el espacio.
Esto se considera un paso importante hacia la construcción de un tratado internacional más amplio sobre este tema, en un contexto en que las actuales tensiones geopolíticas crean escenarios impredecibles para la seguridad global.