Voluntarios del grupo Tagom clasifican la basura. (Foto: Tagom)

En una pequeña habitación rodeada de botellas plásticas de distintos tamaños y colores, Luu Chung Nghia, un joven de Hanói, transforma con destreza un envase de detergente en una lámpara decorativa. Durante años ha recogido objetos desechados para darles nueva vida: desde macetas y animales hasta autos y tanques en miniatura. Cada fin de semana dedica su tiempo libre a crear y enseñar a niños cómo reutilizar plásticos de un solo uso, además de compartir tutoriales en redes sociales para fomentar un estilo de vida más sostenible. 

“Desde pequeño siempre me gustó hacer juguetes con bambú, cañas u hojas, pero con el tiempo esos materiales se volvieron más difíciles de conseguir. En cambio, veía por todas partes latas y botellas plásticas tiradas. Entonces pensé: ¿por qué no hacer juguetes con eso? Con mis creaciones, solo espero que la gente gane conciencia sobre el medioambiente y le dé una segunda vida a lo que normalmente desecharíamos”, compartió Nghia.

Cada fin de semana, la pequeña casa en una zona residencial de Thanh Xuan Bac, Hanói, se llena de personas que llevan residuos reciclables como botellas o bolsas plásticas. Allí los esperan los jóvenes del grupo Tagom, una comunidad creada en 2022 con el objetivo de promover un estilo de vida sostenible. Con 40 integrantes, recogen a diario cerca de dos toneladas de desechos al mes, los clasifican y los envían a plantas de reciclaje certificadas. Algunos materiales incluso se transforman en libretas, bolsos, adornos o calcetines reutilizables. 

Gracias a su labor, no solo se reduce el impacto ambiental, sino que también se motiva a la comunidad a reconocer que los residuos pueden transformarse en objetos útiles y con valor. Nguyen Thi Thuy Linh, líder del grupo Tagom, explicó el mensaje que su iniciativa ecológica busca transmitir: “Con estas actividades queremos mostrar que cada pequeño gesto cuenta para lograr cambios grandes en el futuro. Cosas simples como usar menos bolsas de plástico o reducir el plástico en casa, y separar la basura, ayudan mucho a disminuir la contaminación y a cuidar nuestro planeta”. 

Personas participan en un programa de intercambio de basura por árboles del grupo Green Life. (Foto: Green Life)

Green Life es una de las agrupaciones ecológicas más conocidas de Vietnam. Fundado a finales del 2018, hasta la fecha, este grupo cuenta con casi 40 miembros participantes y alrededor de 1000 colaboradores, la mayoría son jóvenes universitarios.  

Sus propuestas ecológicas se hicieron viral con las campañas de “intercambio de basura por plantas” o “objetos viejos por suculentas”, inspirando a numerosos jóvenes de las grandes ciudades vietnamitas, como Hanói y Ciudad Ho Chi Minh, a adoptar un estilo de vida más verde. Green Life ha recolectado más de 600 toneladas de residuos y organizado más de 450 eventos ambientales con la participación de más de un millón de personas. Cada semana sus miembros y colaboradores promueven actividades para sensibilizar sobre el manejo de desechos. Actualmente, preparan el proyecto “Llevar plantas a la ciudad”, con el objetivo de fomentar el cultivo urbano y mejorar el entorno.

Respecto a las iniciativas sostenibles de Green Life, su fundador Hoang Quy Binh compartió: “Con cada tipo de residuo que recibimos, hacemos algo distinto: el papel va a plantas de reciclaje, los envases de leche se convierten en macetas o ganchos, y los libros o peluches se donan a escuelas. Lo que queremos es que todos se sumen a reducir y separar sus residuos. Cuando uno clasifica bien la basura, esta se transforma en recursos útiles para la vida diaria”.

A partir de las prácticas sostenibles impulsadas por diversos individuos y colectivos, muchos jóvenes han elevado su conciencia ambiental y han adoptado acciones concretas para reducir el impacto de los residuos en su entorno. Así dijo Dang Ha Kien, un joven hanoyense: “Empecé a tener conocimientos sobre la clasificación de residuos, saber qué va en cada lugar y cómo separarlos según su posible reutilización. Además, ahora puedo compartir esa conciencia ambiental con mi familia y amigos, motivándolos también a reciclar y, por ejemplo, cambiar residuos por plantas para decorar sus espacios”.

Un famoso escritor uruguayo había dicho que “mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”. Efectivamente, cuando esas pequeñas acciones se multiplican, generan un impacto enorme que transforma comunidades y protege el planeta. Cada vez más jóvenes vietnamitas contribuyen en silencio a difundir un estilo de vida verde, movidos por el amor y la responsabilidad hacia el entorno que los rodea.