Sin importar la mañana o la noche, estos empleados de uniforme azul trabajan todos los días a lo largo de los más de 2000 kilómetros de vía férrea que une el Norte y el Sur de Vietnam para asegurar la seguridad del tráfico. Así que cada vez que pasa un tren, deben recibir la señal de su llegada, encender el semáforo para alertar a los otros vehículos y cerrar las barreras hasta que estos pasen. ¿Parece simple, no? Pues en realidad, no lo es.
Conductores paran en espera del paso de un tren por la calle de Giai Phong, en Hanoi (Foto: Duc Anh/VOV5)
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En Hanoi, se estima que en cada kilómetro de ferrocarril hay dos cruces de este tipo. Tran Thi Thanh Nhan es la jefa del equipo 1 del Puesto Kim Lien A 1+800KM, encargado del mayor de ellos, que es la intersección Xa Dan-Le Duan-Giai Phong. Ella compartió que como este cruce es muy grande, con 10 carriles, hay que instalar hasta 7 barreras. Su puesto cuenta con un total de 21 personas, divididas en tres grupos y cada uno de ellos trabaja de forma continua durante 12 horas para ayudar al tránsito de decenas de trenes, principalmente por la noche. “Los trenes de mercancías tienen que operar durante las horas nocturnas. Además, las locomotoras frecuentemente van a buscar vagones a las diferentes estaciones a fin de establecer nuevos convoyes. Hace 5 o 7 años, conté hasta 30 viajes cada noche. En la actualidad, solo 25. Las temporadas altas son antes y después del Año Nuevo Lunar, en verano y cuando tienen lugar los exámenes de acceso a la universidad. Los últimos ahora no se celebran más, razón por la cual no aumenta el número de los viajes este año”, dijo.
La barrera sirve para garantizar la seguridad del tránsito (Foto: Duc Anh/VOV5)
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Por su parte, la señora Nguyen Thi Lan ha vivido cerca de la vía férrea que atraviesa la calle de Tran Phu, del distrito capitalino de Ba Dinh, desde hace 40 años. Dijo que los trenes y su silbido forman parte de la vida del barrio. Recordó que primero las barreras eran muy sencillas, compuestas por un palo largo de bambú o un tronco, con una piedra grande atada a un lado por una cuerda para hacer de contrapeso. Así que cada vez que llegaba un convoy, una persona tenía que bajarlo.“Después, se cambió por unas barreras de metal con ruedas, pero eran muy pesadas y se tenían que mover manualmente. Cuando había calor, las personas que trabajaban con ellas sudaban mucho. También debían tener cuidado cuando llovía porque la calle resbalaba mucho, lo cual podría causar la caída de esas vallas. Era peligroso”, contó.
Gradualmente, les fueron añadiendo rieles y chips de control remoto para facilitar esta labor. Sin embargo, la presencia de los “trabajadores de azul” en la calle sigue siendo imprescindible, debido a que estos ferrocarriles atraviesan carreteras concurridas y áreas residenciales, en algunas partes a solo 2 metros de las casas. Estos empleados advierten a los otros vehículos y se encargan de solucionar los posibles incidentes. Nhan agregó: “Estas infraestructuras son muy obsoletas porque existen desde el siglo XX. Por esta razón, tenemos que revisarla antes de la llegada de los trenes, evitando así los posibles accidentes. En ocasiones uno de los dos carriles puede estar roto o uno de los durmientes de la vía puede estar suelto, así que, debemos resolverlo antes de que el convoy llegue. También, hay que asegurar que las barreras estén cerradas totalmente, a fin de evitar los incidentes con los otros vehículos o peatones”.
La calle está libre de esas barreras después del paso del tren (Foto: Duc Anh/VOV5)
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Entretanto, Tran Thanh Ha, con 13 años en la profesión, expresó que ella y sus colegas trabajan con alta responsabilidad y cautela, puesto que la conciencia de los ciudadanos aún es baja. “Han habido muchos atropellos. Algunas veces cuando estamos cerrando las barreras, entra en el riel algún automotor y se queda atrapado. Entonces, primero tenemos que llevar al conductor a un lugar seguro y luego, tratamos de quitar su medio de transporte de la vía férrea”, recalcó.
Asimismo, reveló que cada vez que se reciben las señales de solicitud de los trenes para cruzar el paso a nivel, los encargados inmediatamente acuden a la calle para vigilar. Sin embargo, el tiempo del cierre previo de las vallas depende del lugar. Dentro de las ciudades donde la densidad de tráfico es alta, tienen que obstruir las calles pronto. Mientras, en los suburbanos donde transitan frecuentemente los camiones, las barreras se ponen más pronto pero solo hasta la mitad de su recorrido para detener estos grandes vehículos y son cerradas completamente una vez que el tren se está acercando para bloquear también a los peatones, bicis, motos y coches.
Hanoi es una metrópoli en desarrollo y posee más de 100 pasos a nivel, donde más de 200 guardianes de las barreras ferroviarias trabajan 24/7 sin importar el tiempo ni las condiciones climáticas. Su empleo y la imagen de los carriles que cruzan las calles dejan una gran impresión a los visitantes foráneos al llegar a la capital vietnamita. Dmitry Voloshozar, proveniente de Rusia, compartió: “Es la primera vez que visito Hanoi. Me he sorprendido del encanto del lugar, especialmente los trenes antiguos. Aprecio mucho lo que hacen estos funcionarios para proteger la seguridad de los ciudadanos.”
Los carriles ferroviarios cruzando las calles, los convoyes y su silbido, así como los trabajadores de uniforme azul al lado de las barreras pintadas de rojo y blanco se han convertido en algo típico de Hanoi. Estas personas no temen al peligro y están determinados a garantizar que los trenes circulen con seguridad. Muchas de ellas sueñan con que en un futuro próximo, puedan ser miembros de un sistema ferroviario más moderno, seguro y eficiente.