(VOVworld) – Apenas un día después de la brutal represión policial que dejó al menos 80 muertos, la jornada más violenta desde el golpe de Estado que derrocó al presidente islamista y democráticamente electo, Mohamed Mursi, el gobierno de facto de Egipto reforzó este domingo sus amenazas contra cualquier intento de desestabilizar el país. Esa decisión se toma con el fin de cesar la violencia, recuperar el orden y la seguridad, así como facilitar la transferencia del poder a un gobierno elegido democráticamente y dirigido por civiles.
Los choques violentos del 28 de julio dejaron
al menos 80 muertos y decenas de heridos
En este sentido, el ministro del Interior del país norafricano, Mohamed Ibrahim, aseguró que la policía responderá con "toda dureza" cualquier intento de "perturbar el ambiente". Por su parte, el presidente interino Adli Mansour emitió un decreto con el que concedió al primer ministro, Hazem Beblawi, la prerrogativa de ordenar a la policía militar la detención de civiles, conforme con la Ley de Emergencia de 1958. Este movimiento puede ser interpretado como un paso para incrementar la represión contra los manifestantes partidarios del depuesto Mursi y los rebeldes en la península del Sinaí.