(VOVworld) – Las tensiones estallaron en Turquía después de la explosión de una mina de carbón del 13 de mayo que dejó un saldo a cientos de muertos y otro centenar resultaron heridos. Los enfrentamientos se produjeron entre la policía y los manifestantes en Ankara, la capital y en la ciudad de Estambul después de la convocatoria de la Federación de Sindicatos de Turquía. 

La policía ha utilizado gases lacrimógenos y cañones de agua para dispersar a una multitud de miles de personas en la plaza Kizilay, Ankara y en Estambul. Muchos manifestantes acusaron de “irresponsable” al gobierno y al Ministerio de Energía. Con antelación, la policía también utilizó métodos similares para dispersar a 800 estudiantes que marchaban cerca de la sede del Ministerio de Energía.

Respecto a labores de rescate en el reciente desastre minero, el primer ministro Recep Tayyip Erdogan reconoció que este fue uno de los peores en la historia moderna del país y se comprometió a investigar la causa del accidente. Mientras tanto, según los datos del Ministerio turco de Energía, hasta la fecha, 274 mineros han muerto, entre ellos, 196 cadáveres han sido entregados a la familia.