De esta cifra, la mitad debe ser aportada por inversores externos y el resto vendría de la financiación dentro de esos países, siendo privada o pública.
Dicho informe explica que las inversiones en mercados emergentes y países en desarrollo, salvo China, deben utilizarse para reducir las emisiones, aumentar la resiliencia, abordar las pérdidas y los daños causados por el cambio climático y restaurar la tierra y la naturaleza.
El informe también plantea vías concretas, como la reorganización de los bancos multilaterales de desarrollo o un aumento de los préstamos a tasa baja o cero por parte de los países desarrollados.