Sin embargo, este primer diálogo directo de alto nivel entre las dos primeras potencias mundiales después de la investidura de Joe Biden como el 46º presidente de Estados Unidos, acaparó la atención de la opinión pública por su candente debate en la sesión de apertura efectuado en la tarde del 18 de marzo, lo que reveló el nivel de tensión y enfrentamiento entre ambas partes.

En declaraciones a la prensa después del cierre de este encuentro, el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, dijo que a pesar de las diferencias las dos delegaciones tuvieron debates francos sobre Irán, Corea del Norte, Afganistán y el cambio climático, temas en que ambos países tienen intereses cruzados. Además, afirmó que la administración de Biden actuará para proteger y enaltecer los intereses de los trabajadores y las empresas del país.          

“Hay dos cosas que queríamos hacer al llegar a este encuentro. Primeramente, deseábamos expresar a los socios chinos nuestras profundas preocupaciones por las acciones realizadas por Beijing y las actitudes que está manifestando. Son las preocupaciones compartidas por los aliados y socios de Estados Unidos. En segundo lugar, queríamos señalar claramente las políticas, las prioridades y los puntos de vista de nuestro país. Ambas cosas las hemos logrado”, dijo Blinken.

Mientras, la delegación china declinó responder las preguntas de los reporteros antes de su partida. No obstante, medios de comunicación del gigante asiático citaron palabras de Yang Jiechi, jefe de la Oficina de la Comisión de Relaciones Exteriores del Comité Central del Partido Comunista de China, quien dijo que el diálogo fue franco, constructivo e instructivo, aunque entre las dos partes todavía existen diferencias.