Tolerancia: el regalo más significativo para la humanidad

Vũ Hải
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(VOVworld) – Hace justamente 20 años, el 16 de noviembre de 1996, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) decidió celebrar por primera vez el Día Internacional de la Tolerancia. Desde entonces, cada vez que llega esta fecha, se llevan a cabo numerosas actividades destinadas a estimular, fortalecer y honrar esta actitud en diferentes países, incluido Vietnam. A continuación, les ofrecemos extractos de un artículo del vice director general de la Voz de Vietnam Vu Hai, sobre el tema.

(VOVworld) – Hace justamente 20 años, el 16 de noviembre de 1996, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) decidió celebrar por primera vez el Día Internacional de la Tolerancia. Desde entonces, cada vez que llega esta fecha, se llevan a cabo numerosas actividades destinadas a estimular, fortalecer y honrar esta actitud en diferentes países, incluido Vietnam. A continuación, les ofrecemos extractos de un artículo del vice director general de la Voz de Vietnam Vu Hai, sobre el tema.

Los vietnamitas son tolerantes por naturaleza, y esta característica está reflejada en muchos proverbios y refranes que se han inculcado en la mente de cada uno desde pequeño. En cuanto a la familia y la parentela, podemos citar frases como: “Cuando cae una, la levantará su hermana” y “Bendición para la familia en la que existe consenso entre hermanos”.

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Durante el apartheid en Sudáfrica, dos niños de dos razas diferentes jugando en Ciudad del Cabo. Foto de la ONU (1982)

Exíten también hermosas frases referidas a las relaciones entre amigos y vecinos, como: “Más valen vecinos cercanos que hermanos distanciados”, “En noches con y sin luz se prestan ayudas mutuas los vecinos”, y “Una concesión, nueve bendiciones”.

Mientras, si al ámbito nacional se refiere, existen moralejas correspondientes. Para citar algunas tenemos: “Calabacín y calabaza china, de diferentes razas pero trepan la misma  armadura para crecer”, “Hojas completas protegen las rotas”, “Amar al prójimo como a sí mismo”, y muchas otras.

Antaño, nuestros antepasados, tras vencer a los enemigos invasores les suministraron alimentos y medios de transporte para facilitar el regreso a su país, como lo plasmó Nguyen Trai en su “Binh Ngo Dai Cao”, famosa obra considerada como la primera Proclamación de la Independencia del pueblo anamita.

Hoy en día, abundan ejemplos de la clemencia de los vietnamitas. Durante la guerra desatada por el gobierno estadounidense en este territorio, numerosos veteranos perpetraron crímenes escalofriantes, como la matanza de My Lai, en la central provincia de Quang Ngai, que se produjo el 16 de marzo de 1968, donde 504 personas, en su mayoría mujeres y niños, incluyendo recién nacidos, fueron masacradas por la compañía Charlie. Muchos de los que se involucraron en aquella carnicería, han regresado a la tierra de My Lai con tremendo remordimiento y el vehemente deseo de ser perdinados. Pues, ante la pregunta: “¿Qué opina de las excusas de los veteranos de guerra estadounidenses?”, la señora Pham Thi Thuan, al igual que otros testigos sobrevivientes de aquel acto horroroso, respondió: “Seis personas de mi familia murieron en la matanza, y nada en este mundo puede recompensar el dolor que he sufrido durante todos estos años. Pero, lo que pasó ya pasó, los perdono porque ellos mismos se sienten arrepentidos de lo que hicieron”.

Igualmente, otra masacre cometida en Thanh Phong, de la provincia sureña de Ben Tre el 25 de febrero de 1969 por las fuerzas especiales SEAL de Estados Unidos, bajo el comando de Bob Kerrey, cobró la vida de 21 civiles, incluidos niños, personas mayores y mujeres. Bob Kerrey, ex senador, confesó que está obsesionado por los recuerdos dolorosos y debe vivir siempre con los crímenes que cometió en el pasado. Envió en una ocasión sus disculpas a los pobladores de Thanh Phong. Como respuesta, las familias de las víctimas del mortífero ataque expresaron lo siguiente: Nadie puede olvidar el pasado, pero para qué mantener el rencor. Mejor dejar que su conciencia los juzgue.

Más recientemente, la imagen de dos madres, una de la víctima y la otra del acusado, que se abrazaron llorando en el tribunal, conmovió a muchas personas. La madre de la víctima pidió a los jueces atenuar la condena para el culpable, quien mató a su adorado hijo. Hay muchos ejemplos de la tolerancia y la bondad en esta sociedad. Un grupo de ex soldados en una aldea situada en el delta del río Mekong recaudaron dinero y aunaron fuerzas para construir un puente de cemento para facilitar el camino a la escuela de los pequeños alumnos locales. Una profesora en Hanoi se entrega en cuerpo y alma a enseñar a los niños discapacitados. Jóvenes maestros y maestras van voluntariamente a las escuelas en las zonas montañosas y remotas para impartir clase a los estudiantes étnicos. No son solamente gestos de solidaridad, sino además preciadas lecciones del altruismo y la clemencia de los vietnamitas.

No se debe olvidar el pasado pero tampoco vivir con el odio. Después de la muerte, la vida continúa. El amor y la tolerancia eliminarán poco a poco los rencores, incluidos los considerados imborrables. La tolerancia no significa indulgencia o indiferencia, sino al contrario representa el respeto y el aprecio a la riqueza y variedad de las culturas del mundo. Además, impulsa el reconocimiento de los derechos humanos universales y exalta el humanismo en cada persona. Para los vietnamitas, la tolerancia es el más preciado regalo de la humanidad.

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