El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y la Primera Dama, Melania Trump, tienen una visita de tres días al Reino Unido (Foto: VNA) |
La agenda de Trump en el Reino Unido está llena de actividades protocolares y diplomáticas, incluyendo un almuerzo privado con la reina Isabel II, un té con el príncipe Carlos y su mujer, Camilla, y un banquete estatal en el Palacio de Buckingham. El mandatario norteamericano también asistirá en la localidad costera de Portsmouth a una ceremonia por el 75 aniversario del desembarco de los aliados en Europa durante la Segunda Guerra Mundial. Además, se reunirá con la primera ministra británica, Theresa May, quien por cierto dimitirá el viernes 7.
Comentarios que disgustan a políticos británicos
De hecho, la visita del presidente estadounidense no fue una noticia grata para los políticos británicos. Antes del viaje, el inquilino de la Casa Blanca se pronunció sobre el Brexit y opinó que el Reino Unido debía abandonar la Unión Europea sin acuerdo, un tema que está dividiendo a los legisladores ingleses, y no pagar los 39.000 millones de libras (44.460 millones de euros) acordados en el texto de retirada del bloque comunitario.
Además, manifestó su apoyo a Boris Johnson como nuevo líder del Partido Conservador al afirmar que sería un “excelente” primer ministro británico, en sustitución de Theresa May. Este político siempre ha insistido en que Londres debiera cortar completamente con Bruselas y también es partidario de que el Reino Unido abandone la UE con o sin acuerdo.
Con antelación, en una entrevista con el diario Sunday Times el 2 de junio, el mandatario norteamericano urgió al Reino Unido a tener “mucho cuidado” con la participación del gigante tecnológico chino Huawei en su red 5G. Según los analistas, en su próxima cita con la primera ministra Theresa May, Trump podría presionar para que Londres no permita que Huawei participe en la construcción de la red 5G, reiterando sus sospechas de que la compañía está controlada por el Gobierno chino y, en consecuencia, representa una amenaza a la seguridad mundial, algo que rechazan firmemente tanto la empresa como Beijing.
Las declaraciones de Trump se produjeron en un contexto en que los disensos entre los dos países aún no han sido solventados debido a decisiones del gobernante nortemericano como la retirada de Washington del Acuerdo de París sobre el Cambio Climático y del pacto nuclear con Irán.
Es comprensible que muchos políticos británicos piensen que el presidente de Estados Unidos interviene en los asuntos internos de su país y se enojen. El alcalde de Londres, el laborista Sadiq Khan, llamó a Trump “uno de los ejemplos más notorios de la creciente amenaza global” en un artículo en el dominical The Observer. También el líder del opositor Partido Laborista, Jeremy Corbyn, rechazó los comentarios del controvertido mandatario. “El intento del presidente Trump de decidir quién será el próximo primer ministro del Reino Unido es una interferencia completamente inaceptable en nuestra democracia”, dijo, y anunció que no acudiría a la cena de gala al presidente de Estados Unidos. Líderes de otras fracciones políticas opositoras anunciaron lo mismo. También se sabe que Trump no hablará ante el Parlamento británico debido al boicoteo de los legisladores.
No habrá acuerdos
En su cuenta de Twitter, pocos minutos antes de aterrizar el Air Force One en el aeropuerto de Stansted en Essex, Londres, el presidente norteamericano afirmó que en cualquier circunstancia, desea ser un gran amigo del Reino Unido y que tenía muchas ganas de realizar esta visita. Antes, la primera ministra Theresa May también consideró que la presencia de Trump marcará una “semana significativa” para la “especial relación” entre los dos países y será una oportunidad para “fortalecer aún más’ los vínculos bilaterales.
Sin embargo, es poco probable que las partes lleguen a acuerdos significativos durante la estancia del mandatario norteamericano, especialmente a causa de la incertidumbre en cuanto al proceso del Brexit. Reconociéndolo, el presidente de Estados Unidos solo prometió un “gran acuerdo comercial” una vez que el reino Unido salga de la UE.
Aunque Trump ciertamente no se ha ganado el corazón de los británicos, Washington y Londres han sido aliados cercanos durante mucho tiempo y aún comparten numerosos intereses y beneficios estratégicos y económicos. Entonces, gústele a quien le guste, el Reino Unido y Estados Unidos necesitan uno de otro y tienen que reforzar una “relación consistente y especial” que se ha visto dañada desde la investidura de Donald Trump.