Ciudadanos neozelandeses participantes en una protesta antirracista en Auckland, el 1 de junio de 2020 (Foto: Xinhua/VNA) |
La víctima es George Floyd, radicado en Minneapolis, una ciudad del estado norteamericano de Minnesota. El desafortunado hombre murió en camino al hospital después de que Derek Chauvin, un oficial blanco, presionó su rodilla contra su nuca durante casi nueve minutos en un arresto por utilización de dinero falso el 25 de mayo pasado. A pesar de que Chauvin fue arrestado y los otros tres policías involucrados fueron despedidos de inmediato, las protestas continúan escalando y están cada vez más fuera de control.
Manifestantes antirracistas estallan en todo Estados Unidos
Hasta la fecha, de un total de 140 ciudades que han estallado en protestas violentas contra el racismo, más de 40 han impuesto el toque de queda. Ante la situación, alrededor de cinco mil soldados de la Guardia Nacional han sido desplegados en Washington, DC y otros 15 estados para garantizar la seguridad, mientras que dos mil militares están en alerta y listos para ser movilizados. Por primera vez desde 1968, año en el que el pastor afroamericano Martin Luther King fue asesinado, el toque de queda se impone en tantas ciudades de Estados Unidos.
El 1 de junio, el expresidente Barak Obama, en un artículo publicado en la plataforma digital Medium, condenó el comportamiento violento en las manifestaciones y recalcó que estas solo son efectivas cuando las peticiones se convierten en políticas específicas que ayudan a prevenir las muertes como la de George Floyd.
El mismo día, el secretario general de la ONU, António Guterres, también instó a los estadounidenses a realizar marchas pacíficas y pidió a los líderes del país contenerse y escuchar las opiniones de sus pobladores.
Desde Canadá, el primer ministro Justin Trudeau dijo que los canadienses estaban “conmocionados” por las violentas protestas en Estados Unidos.
Según los medios y los propios ciudadanos estadounidenses, la situación actual no tiene precedentes en la historia moderna del país. Sin embargo, se advirtió que lo peor aún está por venir, lo que implica que el problema puede ser más complicado e impredecible en los próximos días. Más notablemente, las protestas antirracistas ahora han comenzado a cruzar la frontera de Estados Unidos para extenderse a otros países de la región y el mundo.
Se extienden a muchos países
El 1 de junio, unas dos mil personas marcharon frente al Consulado de Estados Unidos en Auckland, Nueva Zelanda, gritando “sin justicia, sin paz” y pidieron mayor atención a la vida de las personas negras. Alrededor de 500 personas también salieron a las calles en la ciudad de Christchurch, Nueva Zelanda.
En el Reino Unido, cientos de manifestantes caminaron desde la Plaza de Trafalgar hasta la Embajada de Estados Unidos en Londres, cantando un lema de apoyo a la igualdad y la paz. En Alemania, cientos de personas se reunieron frente a la misión diplomática del país norteamericano en Berlín para pedir “justicia para George Floyd”.
Especialmente, en Canadá, en la tarde del 31 de mayo (hora local), miles de ciudadanos se congregaron frente a la sede de la policía de la ciudad de Montreal para protestar contra la violencia étnica. Según ellos, el propósito de esta actividad era mostrar solidaridad con el movimiento antirracista en Estados Unidos. Un día antes, unos cuatro mil canadienses en la ciudad de Toronto también realizaron protestas contra el racismo y la discriminación contra los pueblos aborígenes. Se informó de enfrentamientos en estas protestas y muchos manifestantes fueron arrestados.
Mientras, numerosas convocatorias se lanzan en diferentes países de Europa, América y Asia, para expresar el rechazo al racismo. Algunas fuentes predicen que las manifestaciones antirracistas inspiradas por las de Estados Unidos se extenderán a más regiones y países en los próximos días.
Según los analistas, esto muestra que las razas y la discriminación siempre han sido temas muy delicados y captan la atención especial de la comunidad internacional. Aunque hay muchos aspectos para discutir, como el de la violencia y los disturbios, es obvio que la aspiración a la paz, la justicia y la igualdad todavía existe en este mundo.