Los indicadores recientemente publicados muestran que los precios del combustible tanto en Estados Unidos como en Europa siguen siendo mucho más altos que en el mismo período de 2021, lo que resulta en una inflación récord en décadas. A ello se une el clima inusualmente caluroso, lo que hace que la tarea de asegurar la energía a ambos lados del océano Atlántico esté siempre en un estado de alta tensión.
Tensa la situación energética
En la última semana de julio, los precios de la gasolina en Estados Unidos tuvieron una serie de caídas continuas durante más de un mes, desde un pico de más de 5 dólares por un galón registrado a mediados de junio a menos de 4,5 dólares por un galón. Incluso, durante una reunión virtual con asesores económicos para discutir el tema, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, afirmó que los precios de la gasolina en algunas partes del país han caído casi un dólar y que “los estadounidenses ahora pueden comprar gasolina por menos de 3,99 dólares en más de 30 mil gasolineras ubicadas en al menos 35 estados”.
Sin embargo, según economistas y analistas, el precio de cuatro dólares un galón de gas en Estados Unidos ahora sigue siendo el doble que cuando asumió el presidente Biden en enero de 2021. Esto es lo que les importa a los votantes estadounidenses. Por supuesto, la administración de Biden está muy consciente de este tema, especialmente en el contexto de que solo quedan más de tres meses para las elecciones de medio término previstas a celebrarse el próximo mes de noviembre.
En Europa, el problema energético es aún más intenso y preocupante. Los precios del combustible, especialmente el gas, ahora son varias veces más altos que en 2021 y años anteriores. Pero, lo que es más preocupante es que la oferta está disminuyendo considerablemente, principalmente debido al recorte del bombeo ruso. Algunos informes temen que Europa no tenga suficientes reservas de gas para el próximo invierno.
La presión sobre el suministro de combustible y energía en Europa se refleja continuamente en muchos números e incidentes. Por ejemplo, Alemania, la mayor economía de la Unión Europea (UE), tuvo que aprobar el pasado 21 de julio un paquete especial de ayuda de emergencia por un valor de 15 mil millones de euros para rescatar a su empresa energética Uniper. Previamente, esta firma anunció que ha sufrido una pérdida de decenas de millones de euros diarios desde que Rusia anunció en junio pasado la reducción de sus suministros de gas a Alemania.
Entre tanto, en Francia, la situación energética es tan tensa que la ministra de Conversión Energética, Agnes Pannier-Runacher, tuvo que emitir el 24 de julio un reglamento para multar a las tiendas por dejar las puertas abiertas mientras usan equipos de refrigeración. Francia y muchos otros países europeos están lidiando con la ola de calor más severa en décadas.
Empeñado en buscar soluciones
En respuesta a la actual crisis energética, el presidente de Estados Unidos Joe Biden, realizó recientemente un viaje a Medio Oriente para pedir a los países productores de petróleo de la región aumentar la producción de petróleo como una medida para bajar los actuales precios mundiales del combustible.
Además, Estados Unidos y Canadá están trabajando activamente para alcanzar un nuevo acuerdo sobre política energética con México, lo cual creará oportunidades para que las empresas estadounidenses y canadienses accedan al potencial mercado energético del país vecino.
Mientras, la respuesta es aún más urgente en Europa. La agencia de noticias Bloomberg, citó datos de rastreo de barcos, diciendo que Europa está tratando de comprar el crudo de los países del Medio Oriente en reemplazo a los suministros energéticos rusos. En consecuencia, para la segunda quincena de julio, la cantidad de crudo de Oriente Medio a Europa casi se ha duplicado en comparación con todo el año 2021. Sin embargo, no todos los países europeos hacen lo mismo. Por ejemplo, Hungría anunció recientemente que comprará a Rusia 700 millones de metros cúbicos adicionales de gas natural, además de la cantidad especificada en los contratos a largo plazo entre ambas partes. El pasado 20 de julio, el ministro húngaro de Asuntos Exteriores, Peter Szijjarto, anunció en Twitter que había llegado a Moscú para negociar la compra de más gas ruso.
Hungría es ahora el país europeo más reacio a imponer sanciones sobre Rusia, y Budapest ha pedido repetidamente que se considere la posibilidad de aplicar medidas punitivas a Moscú. Incluso el primer ministro húngaro, Viktor Orban, advirtió de que la UE “se pegó un tiro en el pulmón” al imponer sanciones a Rusia. Posteriormente, Viktor Orban continuó afirmando que las sanciones no son la solución a la crisis de Ucrania ni a la difícil situación actual en Europa. En efecto, muchos expertos internacionales apreciaron el enfoque del líder húngaro al problema y dijeron que la posición de Hungría debe ser escuchada y considerada de forma seria en la Reunión Extraordinaria de Ministros de Energía del bloque comunitario sobre el suministro de gas que tiene lugar hoy, 26 de julio en Bélgica.