El NEW START es el único tratado de control nuclear actualmente entre Moscú y Washington. El documento, firmado por el presidente Dmitry Medvedev y su homólogo Barack Obama en 2010, limita a cada país al despliegue al máximo mil 550 ojivas, 700 misiles y bombarderos nucleares, además de establecer un mecanismo de seguimiento directo sobre el cumplimiento de las partes involucradas. Sin embargo, desde 2020, ambos países han detenido las actividades de inspección debido a la pandemia de covid-19.
 El viceministro de Relaciones Exteriores de Rusia, Sergei Ryabkov. (Foto: Tass) |
Señales enviadas por Rusia a Estados Unidos y la OTAN
La razón de esta decisión, según Moscú, es que Washington trata de utilizar el tratado como una herramienta para debilitar a su país. El presidente ruso, Vladimir Putin, acusó a Estados Unidos y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) de apuntar misiles con cabezas nucleares a Rusia; al mismo tiempo se preocupó por el proyecto de Occidente para desarrollar sus nuevos tipos de armas. El jefe del Kremlin también consideró “irrazonable” la solicitud de Washington de inspeccionar las instalaciones nucleares en su territorio, mientras que la OTAN ayudaba a Ucrania a atacarlas. Además, aludió a los ataques acontecidos en diciembre de 2022 contra el aeródromo de Engels, a 730 kilómetros al sureste de Moscú, donde tienen su base los bombarderos estratégicos rusos, que según dijo, fueron realizados por la parte ucraniana.
Para explicarlo más claramente, en la Conferencia de Desarme de las Naciones Unidas en Ginebra (Suiza), efectuada ayer, el vicecanciller Sergei Ryabkov, afirmó que Estados Unidos ayudó a Ucrania a atacar lugares estratégicos de Rusia. Según el diplomático, Washington busca monitorizar la seguridad de las instalaciones estratégicas de Moscú al ayudar a Kiev a llevar a cabo ataques armados contra estos objetivos. Insistió en que tales acciones solo agravarán la situación y que Rusia no tiene más remedio que suspender el tratado. En particular, Ryabkov advirtió que la mayor participación de Estados Unidos y sus aliados de la OTAN en conflictos bélicos podría conducir a enfrentamientos militares directos entre potencias nucleares, y esto tiene consecuencias nefastas, dijo.
Según el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), Rusia y Estados Unidos poseen el 90 % de las ojivas nucleares del mundo. A principios del año pasado, Moscú tenía 5.977 ojivas, de las cuales más de 1.600 podrían estar listas para su uso, mientras Estados Unidos tiene 5.428 ojivas, con 1.750 listas para combatir.
Por su parte, analistas rusos dijeron que la suspensión de la participación de su país en el NEW START es una señal clara para Estados Unidos, en particular, y la OTAN, en general, de que Rusia está dispuesta para tomar cualquier acción para proteger sus intereses de seguridad nacional. Anteriormente, el Ministerio de Relaciones Exteriores del país euroasiático también anunció que no debatiría el NEW START con Washington mientras continúe armando a Kiev.
¿Qué preocupa al mundo?
Los observadores temen que la suspensión del NEW START significa que Estados Unidos y Rusia no se han sometido a ningún marco legal para controlar sus capacidades nucleares. Eso implica el riesgo de desencadenar una nueva carrera armamentista, en paralelo al conflicto ruso-ucraniano. La medida también anularía los logros de más de cinco décadas de tratados nucleares entre Rusia y Estados Unidos. Anteriormente, el Tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF) colapsó cuando Washington, bajo la presidencia de Donald Trump, lo abandonó unilateralmente, lo que convirtió al NEW START en la única herramienta que permite a ambas partes limitar la proliferación de las armas nucleares entre sí.
Según William Alberque, director de estrategia, tecnología y control de armas del Instituto Internacional para Estudios Estratégicos, el final del NEW START también significa que la cantidad de ojivas se multiplicará muchas veces. Incluso, señaló, ambas partes pueden aumentar su arsenal hasta 4.000 cabezas estratégicas en comparación con las 1.550, como ahora, en solo una noche.
Mientras, James Cameron, un investigador del Proyecto Nuclear de Oslo, consideró que la suspensión del tratado aboca a ambas partes a sospechar la una de la otra y aumenta el riesgo de uso nuclear, como sucedió durante la Guerra Fría.
Aunque anunció la suspensión de su participación en el NEW START, Rusia también afirmó que aún se adhiere al límite de ojivas nucleares, según lo prescrito. Además, Moscú ha dejado claro que no se retirará del referido Tratado por completo, lo que significa que aún deja un espacio para la negociación, no solo con Estados Unidos, sino también con Occidente. Sin embargo, analistas internacionales opinan que no es fácil el camino para recuperar la confianza entre las dos potencias nucleares.