(VOVworld) – Los miembros del grupo étnico K’ho residentes en la parte sur de la región de Tay Nguyen (Meseta Occidental) saben elaborar y usar el litófono desde hace mucho tiempo. Lo tocan en casi todas las actividades espirituales y comunitarias de sus aldeas.

Desde los años 30 del siglo pasado, investigadores descubrieron bajo la tierra varios instrumentos compuestos por piedras, en provincias al sur de la Altiplanicie Occidental, como Binh Thuan, Khanh Hoa, Dac Lac y Lam Dong. De ellas, la última, donde hay una gran población K’ho, alberga la mayor cantidad. Según expertos, los pobladores antiguos recopilaron piedras disponibles en la zona donde viven para elaborar esos conjuntos líticos tan especiales que dan atractivos sonidos al tocarlos.

El litófono Di Linh, actualmente conservado en el Museo de Lam Dong

Entre las comunidades autóctonas de Tay Nguyen, los K’ho llegaron a dominar el litófono desde tiempos muy lejanos. Al principio, al observar que barras de piedras en riachuelos resonaban al chocar, las ataron con enredaderas del bosque y dejaron que la corriente del agua moviera el conjunto y produjera sonidos, para contribuir a espantar animales salvajes y proteger los cultivos.

Después, esas piezas de piedra fueron traídas a las aldeas y las golpean al estilo de un xilófono con mazos para generar música. Gracias a la sensibilidad y creatividad de los autóctonos, los instrumentos completos a base de piedra nacieron para entretenerlos en el tiempo libre y acentuar el ambiente festivo o espiritual de sus encuentros comunitarios y rituales. Los referidos conjuntos rudimentarios demuestran la aspiración de estos aborígenes de dominar la naturaleza y vivir una vida en armonía con ella.

Cada litófono de los K’ho consta de tres, seis o nueve piedras alargadas de diferentes medidas y grosores, esculpidas intencionalmente y colocadas una cerca de la otra, de grande a pequeña, para que cuando las golpean con palos o mazos produzcan sonidos diferentes. De las barras de piedra inanimadas, resuena una música especial parecida al eco del pasado, de los bosques inmensos y de las montañas majestuosas de Tay Nguyen.

K’Dan, un instrumentista de la etnia K’ho, dijo al respecto: “La comunidad K’ho dispone de seis litófonos, cada uno genera una música propia. Los sonidos que dan estos instrumentos son fuertes como los del viento que sopla a través de los montes, y a la vez suaves como los del agua que pasa por una hendidura de la piedra”.

Los instrumentos compuestos por piedras hallados en los últimos 30 años en Lam Dong, donde hay una gran población K’ho, tienen un gran valor

Hoy día, los litófonos siguen siendo utilizados ampliamente en las solemnidades y festejos de los K’ho. Sus sonidos hacen más sagrados los rituales, pero al combinarlos con otros instrumentos crean ritmos animados y alegres para acompañar los bailes tradicionales en los cuales participan todos los aldeanos, en aras de celebrar una abundante cosecha y agradecer a las deidades protectoras de la comunidad. Para estos pobladores, los sonidos de los referidos instrumentos ancestrales significan mucho, ya que transmiten su estado de ánimo y evocan a sus antepasados. Nguyen Tam, un estudioso del litófono, comentó: “Estos instrumentos generan sonidos raros, en armonía con los producidos en la naturaleza en las Tierras Altas Centrales. Al escucharlos nos sentiremos como si esa música nos llevara a la vida primitiva cuando nuestros antepasados todavía vivían en las cuevas, en plena naturaleza, rodeados por frondosos bosques y altas montañas”.

Con el transcurso del tiempo, el litófono llegó a ocupar una posición muy importante entre los instrumentos musicales tradicionales de la etnia K’ho. Las melodías peculiares que surgen de él permiten a los turistas extranjeros acercarse más a la cultura vietnamita y la identidad de la referida comunidad aborigen.