En la aldea de Phuc Sen, situada a 30 kilómetros de la ciudad de Cao Bang, se escucha por todos lados el sonido de los golpeos del martillo sobre el yunque, sobre todo en los lugares cercanos a las fraguas.
Las mujeres también participan en la herrería en la aldea de Phuc Sen (Foto: nhandan.com.vn) |
La herrería de este poblado tiene 200 años de historia. Al principio solo se producían instrumentos al servicio de la vida cotidiana y la producción agrícola de los mismos aldeanos. Luego, sus productos comenzaron a comercializarse en las localidades vecinas y más tarde, la reputación de su calidad se extendió a otras provincias en el norte y las Tierras Altas centrales (Tay Nguyen). En estas regiones son mercancías populares los machetes, cuchillos, tijeras y otras herramientas fabricadas por los artesanos de esa aldea.
Luong Van Cuong, uno de los herreros veteranos de Phuc Sen, dijo que su familia heredó este oficio de los antepasados y actualmente él y sus dos hermanos se dedican a la herrería. Entre los tres creamos de 13 a 15 artículos por día, sostuvo.
“Nos dividimos en equipos de dos para trabajar. La creación de un machete requiere al menos a dos personas. Cada sesión fabricamos cuatro machetes y algunos otros instrumentos agrícolas cuya fragua dura tres horas”, dijo.
Según Van Cuong, los artesanos de su aldea tienen técnicas propias para crear machetes y cuchillos muy afilados. El primer secreto radica en la materia prima. La mejor para ellos procede de las ballestas de los automóviles usados, y las más apreciadas son las de vehículos todoterreno tipo UAZ. Por otra parte, el hierro y el carbón para la fundición y la forja deben cumplir estrictamente los estándares. La fuente de materias primas se encuentra en la provincia de Vinh Phuc, donde abundan la chatarra de autos y el carbón.
En cuanto a este, si en otras localidades se utiliza el mineral, los artesanos de Phuc Sen prefieren el vegetal, extraído de unos tipos de madera muy dura para imprimir un bello color de acero a los artículos y mantener duradera la temperatura en el horno. Este, a su vez, debe ser construido con un material especial, consistente en una mezcla entre piedrecitas, pajas y cascarillas de arroz.
Otro elemento decisivo es la técnica de usar el martillo y el yunque. Para producir un cuchillo hacen falta de 24 a 30 martillazos, y estos deben ser aplicados de modo regular.
Sin embargo, no existe una fórmula fija en la herrería, según los artesanos más experimentados, quienes aseguran que se logran productos de calidad gracias a las experiencias del trabajador, su buena observación y su buen sentido auditivo. Uno de ellos, Ngoc Van Kim, dijo: “Hay que hornear el acero con suficiente temperatura, no más. Uno no tiene que ceñirse a la duración del proceso, sino que debe observar el objeto con sus propios ojos para determinarlo. Cuando adquiera un color rojizo hay que sacarlo del horno para evitar que el hierro se derrita y garantizar que sea afilado”.
Hasta el momento, seis de los 10 caseríos de la aldea de Phuc Sen se dedican a la herrería, con 157 hornos en total, para dar empleos a más de 300 trabajadores locales, cuyo ingreso promedio alcanza los cinco millones de dongs (más de 215 dólares estadounidenses) por mes.
Puede decirse que este es uno de los poblados artesanales tradicionales más originales de la provincia de Cao Bang, por lo que además de los beneficios que reporta la venta de los productos de hierro, los ingresos de los servicios turísticos de la localidad aumentan cada vez más, lo que contribuye a mejorar el nivel de vida de sus habitantes.
Por su gran valor histórico y cultural en la vida de la etnia Nung, el pasado 21 de enero el Ministerio de Cultura, Deporte y Turismo de Vietnam decidió reconocer la herrería tradicional de los Nung An, en la aldea de Phuc Sen, como Patrimonio Cultural Inmaterial de la nación.