Kpan, el asiento alargado singular de los Ede

Zawut & Tô Tuấn
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(VOVWORLD) - ¿Es posible que un mueble sencillo represente el poder y a la vez la comunidad? Sí, es posible en la tribu Ede, una minoría étnica establecida en las Tierras Altas centrales de Vietnam (Tay Nguyen), con sus Kpan, que son asientos largos de madera que suelen colocarse en las casas tradicionales de pilares y que solo las familias adineradas y que poseen grandes viviendas pueden tener.

Esta singular silla mide de 5 a 15 metros de largo y de 70 a 90 centímetros de ancho. Su fabricación, a partir del tronco de un árbol, exige una gran fuerza colectiva y tarda de 7 hasta 13 jornadas laborales. El propietario de la casa debe dar de comer a los trabajadores durante los días que pasan construyendo el banco, e igualmente, organizar ritos para pedir bendiciones a las deidades y ofrecer banquetes a la comunidad.

Kpan, el asiento alargado singular de los Ede  - ảnh 1 El Kpan, en una casa tradicional de madera de la etnia Ede (Foto: Internet)

Según contó Ae Hao, jefe de la aldea Tu, del distrito de Cu Mgar, en la provincia de Dak Lak, uno necesita hablar con la familia de su esposa si desea hacer un Kpan. Después de conseguir el permiso, sacan del árbol escogido un pedazo de corteza y lo llevan a casa para rendir tributo a los espíritus y pedir su bendición. Solo talan el árbol cuando hace buen día y no hay muertes en la aldea. El patriarca dijo: “Antes de derribar el árbol, tres chicas y tres chicos del poblado, vestidos con faldas y taparrabos de brocado, respectivamente, bailan a su alrededor. Luego, un sacerdote dirige la oración a las deidades y finalmente, se tala el árbol. Según la creencia popular, este rito ayudará a que el Kpan se mantenga en buen estado a pesar de las inclemencias del clima y del tiempo, sin padecer rajas ni roturas”.

El sacerdote es el que da el primer hachazo y después llega el turno de otras 7 personas, cada una con tres cortes y, una vez que terminan, los aldeanos pueden sumarse a la labor. Tras quitar las hojas y las ramas, el dueño de la casa y el clérigo suben 7 veces al tronco para espantar a los malos espíritus. Dichas 7 personas seleccionadas son las que se encargan de este trabajo, utilizando hachas para talar el tronco del árbol hasta que se quede, en apariencia, con forma de barca.

El Kpan será llevado a casa después, como si fuera un nuevo miembro de la familia. Según el patriarca Ae Vui, en la aldea de Puor, del distrito de Krong Pach, de la misma provincia, los Ede consideran a los Kpan como a seres humanos, por eso les preparan ropas, colchas y otras pertenencias. “Para esta celebración, las mujeres preparan mantas y ropas de brocado y los hombres, taparrabos y camisas, para cubrirlo. Sacan además tinajas de aguardiente de 3 o 5 años de conserva”.

Cuando empieza la procesión, los familiares y parientes del dueño de la casa, puestos en dos filas, dan la bienvenida al Kpan con aplausos. Cuando un extremo del banco toca la escalera, el sacerdote planta una lanza en ese lado. Sobre este acto, el patriarca Ae Vui, explicó: “El sacerdote baila con su lanza y escudo delante de la vivienda para espantar a los malos espíritus. En esta ocasión, se tocan los instrumentos ky pah, ding buot y tak tar, entre otros, y luego, el Kpan se levanta para colocarlo dentro de la casa. Se sacrifican dos búfalos, uno dedicado a los antepasados y otro al dueño, al día siguiente. Para el nuevo mueble se ofrece un cerdo negro y una tinaja de aguardiente”.

Este asiento alargado es colocado en el vestíbulo, junto a la pared que da al oeste. Entonces, el sacerdote toma al propietario de la mano para subir al banco tres veces. Esta acción simboliza la domesticación, lo que quiere decir que desde ese momento, el dueño de la casa es también el del Kpan. Solo después de este acto, las otras personas pueden sentarse ahí. Entonces, tocan los gongs y batintines para informárselo a los dioses. El patriarca Ae Hao, de la aldea Tu, del distrito de Cu Mgar dijo: “El sacerdote invoca a todas las deidades del agua, de la montaña y de la selva, así como a los ancestros para que asistan a la procesión del Kpan, y para pedirles su bendición a fin de recibir abundantes cosechas y mucha felicidad”.

Al terminar el ritual, el religioso invita a la pareja propietaria de la vivienda a la primera copa de la tinaja de aguardiente mientras que los aldeanos brindan. Según la filosofía ancestral de los Ede, el Kpan es el banco de sus antepasados y representa la solidaridad comunitaria. Al sentarse sobre él, desaparecen las distancias entre clases y posiciones, y solo quedan sentimientos sinceros.

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