Ese cuarzo blanco, de 1,7 metros de altura y con una base tan amplia como una mesa, es considerado un hito fronterizo natural, ya que se ubica a unos 20 metros del camino en el que se realiza el patrullaje y a un metro de la línea de demarcación territorial entre Vietnam y China. Pero los Ha Nhi lo llaman con un nombre mucho más familiar y sentimental: el Viejo de Cabello Blanco.
La Piedra Sagrada de los Ha Nhi (Foto: VTC)
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Visto desde lejos, ese bloque rocoso semeja a un hombre de mayor edad, sentado en una postura meditativa, y cuyo rostro se dirige a un riachuelo tranquilo al pie del monte.
El culto a la deidad de la Piedra Blanca se celebra en el día correspondiente al tigre en el horóscopo chino, y está estrechamente vinculado con el homenaje a la divinidad del Bosque. Se efectúa en diciembre del calendario gregoriano, en vez de marzo como antaño. Por tener una vida allegada al bosque, en el concepto de los autóctonos el día del tigre es la mejor fecha, ya que el animal representa el poder de la selva. También porque es considerado como el domingo para ellos. Chu Go Po, residente en la comuna de Thu Lum, contó lo siguiente: “En cada aldea hay de 10 a 20 personas capaces de llevar a cabo este ritual. Se reúnen y sortean con unas hierbas largas tejidas, colocadas en un vaso, entre las cuales existen varias de uno y dos nudos, pero solamente una de tres. Quien saque esta será el hechicero del año. De acuerdo con la filosofía ancestral de los Ha Nhi, esos tres nudos representan las otras tantas capacidades necesarias a un brujo, incluida la de comunicarse con los seres divinos”.
Entre las ofrendas, son imprescindibles unas picaduras de tabaco natural (Foto: VTC) |
Se preparan un cerdo negro, dos gallos (vivos), además de 3 huevos teñidos de rojo, 3 tazones de arroz y otras tantas tazas de té y chupitos de aguardiente para ofrendar a la deidad de la Piedra Blanca. Se utilizan 4 ramas de árboles rectos y fuertes, con hojas frescas aún, y unos tejidos de bambú para instalar un altar en el lugar. Inciensos, botellas de licores, cigarrillos y billetes, son colocados en ese bloque de cuarzo. Entre las ofrendas, son imprescindibles unas picaduras de tabaco natural. Sobre este detalle, Chu Xe Lu, también radicado en la comuna de Thu Lum, explicó: “Es obligatorio ofrendar picaduras de tabaco. Nuestros antepasados antes lo hacían por faltar olíbanos. Hoy día, aunque podemos reemplazarlos por inciensos y golosinas de todo tipo, seguimos la tradición”.
Es curioso saber que además de billetes de diversas denominaciones del dong (moneda nacional), se ofrenda también el yuan (moneda china). La razón es que la Piedra Blanca es considerada el hito fronterizo natural entre los dos territorios.
Hilos o fibras textiles también deben estar en estos ritos por ser la materia para tejer telas y confeccionar ropas. En la ceremonia, cada familia de la aldea es representada por un miembro, habitualmente un hombre.
El camino que conduce a la Piedra Blanca (Foto: VTC)
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Después del inicio de cada Año Nuevo, pobladores suben hasta la cima de esa montaña para venerar al Viejo de Cabello Blanco y pedirle buenas cosechas y una vida feliz.
Nadie sabe si por las bendiciones de esa divinidad o por la laboriosidad de los autóctonos, los que viven en los alrededores gozan de una vida cómoda. Ellos creen que una persona enferma por largo tiempo puede curarse si recurre al Viejo de Cabello Blanco. Según explican los patriarcas, hay ciertas razones en esta creencia, ya que tiene mucho que ver con las características del cuarzo. Después de millones de años de formación, esa piedra puede absorber la energía negativa y alejar las malas. Por eso los autóctonos siguen creyendo en esa mítica piedra blanca.