El búfalo es un bien valioso y objeto de veneración de la etnia Thai en Son La. |
Según la leyenda de los Thai, cuando Then (su Dios) envió a las personas a vivir en la tierra, también envió junto a ellas al búfalo. Por eso, este animal representa para ellos un puente entre el mundo terrenal y el celestial.
Ca Van Chung, un conocedor de la cultura Thai y miembro de la Asociación de Arte Folclórico de Vietnam, en la comuna de Chieng Ngan, de la provincia de Son La, explicó: “El búfalo es uno de los 12 animales que representan al tiempo en el calendario de la etnia Thai y el primer signo que da inicio a un nuevo día. Cuando una persona fallecía, se sacrificaba un búfalo ofreciéndole comidas elaboradas en base a la cabeza y carne del animal, a fin de despedirse del difunto y llevar su alma al cielo. Creían que el alma del búfalo también iba acompañando a su dueño al reino celestial para seguir prestando servicio ahí”.
En el pasado, los Thai de la región montañosa del noroeste dejaban a sus búfalos en un lugar llamado “pung quai”, es decir, un terreno dedicado al pastoreo, para que no destruyeran los sembradíos. En aquel entonces, tenían sólo una temporada de cultivo por año. En la mañana llevaban los búfalos al campo, y por la tarde los dejaban al cuidado de los menores. A pesar del poco trabajo que debían hacer los búfalos, los autóctonos se sentían inquietos ante la posibilidad de explotarlos demasiado y de no comportarse lo suficientemente bien hacia estos animales. Por lo que cada vez que terminaban de cosechar, escogían un día y una hora para realizar el acto “panh khuon quai”, ceremonia durante la cual rezaban para que los búfalos encontrasen abundante pasto en el bosque y estuvieran lejos de las amenazas de las bestias como tigres y lobos. Esta tradición se sigue practicando en muchas aldeas Thai en la actualidad.
El artesano Cam Vui, otro integrante de la Asociación de Artes Folclóricos de Vietnam en el distrito de Muong La, de la provincia de Son La, contó: “Después de la cosecha y la labranza de la tierra, los Thai dejan a los búfalos en el bosque, pero antes de hacerlo las familias celebran el ritual en veneración de este animal para agradecer su ayuda en las duras faenas del campo. Rezan por que no sean blancos de los ataques de tigres y otros animales salvajes y para que no caigan por los abismos. Cuando la siguiente temporada de cultivo se acerca, los aldeanos van al bosque para buscarlos y regresarlos a su poblado a fin de reanudar la rutina diaria del campo”.
Cada bandeja de ofrendas para este ritual incluye un pollo hervido, un tazón de caldo, unas copitas de aguardiente, un platillo de xoi (arroz glutinoso cocinado), unas nueces de areca y hojas de betel. Esta bandeja se coloca en medio de la manada de búfalos en el primer piso de la vivienda construida sobre pilares de los Thai. Una hechicera dirige los ritos y, después de hacer la oración, arranca la carne de pollo y se la da a comer a cada búfalo junto con un puñado de arroz glutinoso cocido, un poco de sal y un buen pasto. Luego, la hechicera vierte el aguardiente sobre la cabeza de los búfalos.
Ca Van, que también forma parte de la Asociación de Arte Folclórico de Vietnam, en la comuna de Chieng Ngan, provincia de Son La, explicó el significado de esta práctica diciendo: “Los búfalos ayudan a sus dueños en muchas labores, pero a veces no reciben un buen trato. Por lo que estos ritos, con todos sus protocolos y ofrendas, sirven para pedirles disculpas y rezar por su bienestar”.
Los agricultores de muchas regiones han mecanizado la producción agrícola en lugar de usar la fuerza humana y la del búfalo, pero este animal, en las comunidades Thai, sigue siendo muy apreciado y contribuye a aportar un gran valor económico a las familias autóctonas. Por lo tanto, aún se mantiene la práctica de adorar al búfalo en muchos lugares, también como una manera de preservar las buenas costumbres ancestrales y enseñar a las generaciones posteriores el buen trato hacia los animales.