De acuerdo con la filosofía ancestral de dicho grupo étnico, que un niño sea saludable o inteligente depende de las bendiciones de 12 “ba mu” y a un nombre que se cree correspondiente a su destino.
Mujeres Dao Rojo (Foto: Baotuyenquang.com.vn) |
En este sentido, las personas, al nacer, son flores que crecen en un árbol secular, cuidadas y protegidas con mucho esmero por las “ba mu”. Cada fecha de nacimiento corresponde con una zona específica donde reside cada flor. Las que se hallan en medio del tronco del árbol tendrán las óptimas condiciones para su crecimiento, mientras las que se encuentran en lo alto del mismo se verán impactadas por los factores exteriores. En este caso, los niños pueden enfermar o no tener un desarrollo normal. Entonces, se necesita el amparo de las “ba mu” y debe realizarse un rito especial para pedir que trasladen la flor más abajo, hacia donde se considera que está el área más segura.
Es importante escoger una fecha buena para el rito. En el día indicado, el dueño de la casa prepara las ofrendas a las “ba mu”, las cuales incluyen un pollo, una botella de licor, dos papeles de gran formato destinados a crear algún dinerito simbólico, un tazón de arroz, un huevo de gallina y una pulsera de hilo. Esta debe ser de color blanco si el objeto del ritual es un varón y rojo es hembra. El celebrante de la ceremonia suele ser un sacerdote, como Tan Sai Hieng, residente en la aldea de Tung Qua, perteneciente al distrito de Bat Xat, provincia de Lao Cai. Este hombre explicó lo siguiente: “Cuando nace un bebé, está sometido a la protección de las hadas protectoras hasta sus 16 años de edad. Los padres nunca deben gritarle o regañarle para evitar que se asuste. Si no cuidan bien de él, las “ba mu” lo entregarán a otra familia, o si lo asustan, ellas quitarán parte de sus espíritus, lo que le enferma. Partiendo de estas concepciones, las familias prestan mucha atención a las “ba mu”. Cuando un pequeño llora mucho, no come ni duerme bien o está enfermo, la gente invita a un sacerdote a hacer un ritual en honor a esos seres”.
El niño o la niña que necesita protección de las “ba mu” debe estar en su casa cuando se realice la ceremonia. Al rendirles tributos, el padre entona una canción pidiendo su amparo, atención y educación, para que el hijo o la hija tenga buena de salud, sea decente y se convierta en una persona útil.
Ese día no se permite entrar en casa a los extraños, y solo los miembros de la familia tienen derecho a disfrutar de las comidas y bebidas ofrendadas. Tres días después pueden cocinar el arroz y el huevo para dar a comer al niño o a la niña.
Este acto se efectúa anualmente durante el proceso de desarrollo de los menores en la comunidad Dao Rojo hasta la ceremonia de crecimiento de estos, a los 12 años de edad para los varones y a los 16 para las hembras. Ly Ta May, de la aldea de Tung Qua comentó: “El rito es sencillo pero hay que celebrarlo con mucho cuidado. Normalmente lo celebramos todos los años desde el nacimiento de una persona hasta que cumpla su periodo de crecimiento. Realizamos primorosos preparativos para la ocasión. De lo contrario, nuestros hijos padecerán de enfermedades, la ceguera o la sordera, etc.”.
Para apoyar el crecimiento de los jóvenes, los Dao Rojo mantienen otras tradiciones hermosas que representan su identidad cultural preservada hasta el día de hoy.