“En el momento en que puse los pies aquí la escuela no era tan buena como ahora. Solo estaba cubierta con lona y bambú. Faltaban instalaciones y no había electricidad. En el primer mes bajé 10 kilogramos porque extrañaba mi casa y a mis hijos. Pero luego decidí centrarme en el trabajo. Cada mañana recojo a los niños para llevarlos a la escuela. Luego les enseño, les alimento y les hago tomar siesta”.
Así lo contó Ngo Thi Ha, una maestra de preescolar en la comuna de Pa U, quien ha dedicado 17 años a trabajar en la localidad.
Durante 17 años, la maestra Ngo Thi Ha ha cuidado a los niños del grupo étnico La Hu. (Foto: VOV) |
La comuna de Pa U es donde vive principalmente la etnia La Hu. Allí la tasa de pobreza es superior al 80 %. Anteriormente, en la temporada de cultivo, la gente de La Hu a menudo llevaba a sus hijos a trabajar en los campos. Entonces muchas veces cuando las maestras iban a clase no veían a ningún alumno. Por eso debían buscar a sus estudiantes y persuadir a sus padres a dejarles ir a clases.
Trabajando en una situación así, además de vivir en una localidad con condiciones difíciles, la señora Ha aún realiza muchos esfuerzos con alta determinación. Eso se debe al respaldo y el apoyo de sus familiares. Su familia está en la provincia de Phu Tho, a más de 700 kilómetros de Pa U. Por eso, todas las tareas de casa, incluido el cuidado a los hijos, están a cargo de su esposo.
Habiendo vivido con la etnia La Hu durante muchos años, la maestra Dinh Thi Thai ya está familiarizada con las costumbres, los hábitos y el idioma de esta minoría étnica. Hace casi 30 años, Dinh Thi Thai, del grupo étnico Muong, en la provincia septentrional de Hoa Binh, se graduó y comenzó su carrera de profesora en comunas fronterizas extremadamente difíciles del distrito de Muong Te, provincia de Lai Chau.
La maestra Dinh Thi Thai está persuadiendo a una madre a dejar a su hijo a ir a la escuela. (Foto: VOV) |
Ahora está trabajando en la escuela de Nhu Ma en Pa U, donde hay más de 30 alumnos. Para que los padres envíen a sus hijos a las clases regularmente, la señora Thai y sus colegas organizan a menudo sesiones de propaganda y persuasión.
“Aquí la gente no vive en un solo lugar, sino dispersa en las colinas. Hay días que no veo a estudiantes en las clases, tengo que ir a los campos para buscarlos. Para convencer a los padres tengo que explicarles la importancia de la educación preescolar. Es un trabajo duro, pero como docente tenemos que superar las dificultades”, expresó Thai.
Gracias a este espíritu de no desanimarse de maestras como las señoras Ha y Thai, la tasa de asistencia a las clases de los niños La Hu en Pa U ha aumentado significativamente. Además, estas docentes han contribuido a la movilización de benefactores para ayudar a los menores con ropa, calzado, libros, cuadernos y otros utensilios escolares y han ofrecido y mantenido almuerzos gratuitos para sus alumnos.
Su dedicación es apreciada mucho por la gente local. Ly Sa Pu, residente de la comuna de Pa U, dijo: “Los maestros aquí viven en situación precaria, no mejor que la de nosotros. También, debido a las rutas llenas de barro y difíciles de caminar, no pueden visitar a sus familias frecuentemente. Solo vuelven a casa en las vacaciones de verano. Mas, aun así trabajan duro y con todo su corazón”.
Profesoras como Ha y Thai manifestaron que a pesar de las condiciones extremas, no piensan abandonar esta zona. Cada mañana, cuando van a clase y ven a los niños inocentes y además testimonian los avances en sus estudios, ellas se sienten felices. Entonces están muy conscientes de la necesidad de actualizar sus conocimientos y métodos de enseñanza para mejorar la capacidad profesional, como contribución a brindar mejores oportunidades a los pequeños étnicos en Lai Chau.