La cocina humanitaria ayuda a los pacientes pobres a reducir los gastos diarios durante su proceso de tratamiento a largo plazo en el hospital (Foto: Thach Hong)

Como de costumbre, los miembros de la cocina madrugan para preparar el arroz y gacha de este grano que luego servirán a los pacientes internados con escasos recursos económicos. La edad de los voluntarios oscilan entre 50 y 70 años pero todos mantienen su dinamismo y trabajan con devoción para crear los platos que aderezan con muchos deseos de pronta recuperación para esas personas desafortunadas. Huynh Thi Anh Tuyet, miembro veterana del grupo comentó que ayudar a los necesitados la hace feliz. “Tengo 3 hijas, todas casadas. Ahora mi marido y yo participamos en las actividades humanitarias. Él se encarga de transportar verduras y yo preparo las comidas. Estamos muy felices al ver el progreso de los pacientes”, reveló Anh Tuyet.

En comparación con otras localidades, la vida económica de los habitantes de la provincia de Soc Trang es más difícil, especialmente en las áreas rurales y recónditas. Cuando sufren enfermedades tienen que hospitalizarse e incurren en gastos no planificados. El centro médico recibe diariamente de 150 a 200 pacientes, en su mayoría personas necesitadas o cercanas al umbral de pobreza. En este sentido, las comidas gratuitas les ayudan a aliviar su carga económica. Uno de ellos es Tran Thanh Long, de 60 años de edad, quien dijo lo siguiente: “Con el apoyo de los miembros de la cocina humanitaria tengo comidas gratuitas. La mayoría de los pacientes aquí son pobres y viven en zonas remotas, por eso no tienen dinero. Gracias a los buenos corazones tenemos gacha en la mañana y arroz en la tarde”.

La cocina humanitaria se fundó en 2009 con 40 miembros divididos en 7 grupos de trabajo. Por la mañana reparten gacha y en la tarde y noche, arroz para los pacientes. Habitualmente suministran de 350 a 450 porciones por día.

Los miembros de la cocina humanitaria entregan porciones de comidas gratuitas a los pacientes pobres (Foto: Thach Hong)

Según Nguyen Thanh Nhanh, jefe de la cocina humanitaria del centro médico del pueblo principal de Nga Nam, las materias primas para preparar las comidas son donadas por los benefactores en la localidad, principalmente en el mercado flotante. Mensualmente el equipo moviliza dinero, arroz y verduras valorados en más de 50 millones de dongs (unos 2 mil 250 dólares). Aunque es un trabajo humanitario, los miembros de la cocina son meticulosos al garantizar la higiene e inocuidad de alimentos y su valor nutritivo de las comidas. Nguyen Thanh Nhanh dio a conocer: “Hubo ocasiones en que carecíamos de recursos económicos, entonces nos sentíamos frustrados y pensamos cerrar la iniciativa. Sin embargo, al ver las dificultades que enfrentaban los pacientes pobres, insistimos en mantener la cocina humanitaria”.

Durante más de 9 años de operación, pese al agotamiento del arroz y las verduras en algunos momentos, el equipo de voluntarios no escatima esfuerzos para movilizar recursos a fin de apoyar oportunamente a los pacientes. La aspiración de los enfermos de recuperarse y regresar a sus hogares es un sentimiento que comparten los miembros de este colectivo consagrado a aliviar las penurias de los demás.