(VOVworld) – Las últimas acciones provocativas y reivindicaciones territoriales irracionales de China en el Mar del Este, desafiando la ley internacional, están poniendo en peligro las relaciones de este país con otros Estados. La actitud de Beijing contradice lo que siempre pregona sobre una China benévola y pacífica. Sus cálculos en el Mar Oriental están llevando a este país a una posición política desfavorable.
El nuevo mapa vertical de China con la absurda línea de 10 tramos
en el Mar Oriental
Mientras que el emplazamiento ilícito de la perforadora petrolera Haiyang Shiyou 981 en la zona económica exclusiva de Vietnam continúa siendo un foco de la actualidad internacional, la publicación por Beijing de un nuevo mapa con el que reclamó la soberanía en casi todo el Mar Oriental, dejó atónica a la opinión pública mundial.
Si la línea de la lengua de vaca, o de 9 tramos, que China dio a la publicidad en el 2009 no atrajo mucho la atención, la nueva carta en la que traza la línea de demarcación de 10 tramos en el Mar del Este generó una tremenda ola de críticas, por su inconsecuencia, perversidad y desobediencia a la ley internacional. Sin querer, esta acción atrajo la mayor atención a esta zona marítima, escenario de la demostración de las ambiciones territoriales de China y la agresividad de sus corbetas contra embarcaciones y agentes del orden público de Vietnam. Analistas estimaron que los cálculos de Beijing para materializar sus planes de hegemonía le vuelven los efectos secundarios fuera de lo esperado.
Incoherente en palabras y acciones
Hasta la fecha, China persiste siempre en resolver las disputas marítimas a nivel bilateral, rechazando la intervención de la tercera parte ni mucho menos la internacionalización de la cuestión. Sin embargo, su negativa a las propuestas vietnamitas de negociar sobre el tema obligó al gobierno de Hanoi a presentar sus notas de protesta ante la Organización de Naciones Unidas. Esta respuesta de Vietnam a las acciones violatorias chinas recibe el gran apoyo de la comunidad nacional e internacional.
Una embarcación pesquera de Vietnam hundida por un gran buque chino,
una de las muestras vivas de la agresividad y crueldad de China
Frente a la lucha permanente de Vietnam y las categóricas críticas del mundo, Beijing se apresuró a hacer el mismo procedimiento enviando sus notas a la ONU, calumniando que la parte vietnamita provocó e impidió las operaciones “normales” de China en el Mar Oriental. Además acusó que barcos vietnamitas realizaron de mil embestidas contra sus buques. Mientras que Vietnam posee muchas pruebas sobre las agresiones de navíos chinos en sus propias aguas soberanas, China no puede señalar muestra alguna sobre su posición como “víctima”. Mientras Beijing sigue trabando en la creación de pruebas falsas para justificar lo que alega, las imágenes y cintas de video con mucha veracidad invaden los medios de prensa y comunicación internacionales. Comentarios y reportajes de prestigiosas agencias de noticias del mundo también han desenmascarado los actos agresivos y hostiles de ese gigante país asiático en el Mar Oriental.
Prestigio gravemente dañado
Al negar los canales de diálogo y mostrarse incoherente en palabras y acciones, China perjudica su propio prestigio. En el 2012, logró impedir a ASEAN aprobar la Declaración conjunta sobre el Mar Oriental ante el llamado de Filipinas, entonces en disputa con China acerca de la soberanía sobre el arrecife Scarborough, que Beijing llamó Huangyan. Esta vez, China espera que con su estrategia de “destrozar cada pieza del conjunto de palitos”, logrará dividir la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático para de esa forma avanzar en el camino hacia la monopolización del Mar Oriental. Pero, contrario a los cálculos de Beijing, ASEAN demuestra la fuerza de la unidad del bloque, con el alto consenso sobre la forma de resolver la cuestión. Mantener la paz, la estabilidad y la seguridad naval, abstenerse de el uso de la violencia en la solución de los litigios territoriales y acatar el derecho internacional y los acuerdos firmados con ASEAN constituye la posición firme y el hilo conductor de la política del grupo. Incluso, en el encuentro sostenido en el pasado mes de mayo con el presidente chino, Xi Jinping, el mandatario birmano, Thein Sein afirmó en términos francos y sencillos, que “Myanmar está en el lado de ASEAN en el tema del Mar del Este”, cuando China reveló su interés de buscar el respaldo de Naipyidó.
Difícil de recuperar la confianza
La imagen de la segunda potencia mundial está siendo dañada por sus transgresiones a la ley internacional y su política beligerante. Al colocar su plataforma petrolífera en las aguas soberanas de Vietnam, omitir el pleito de Filipinas y reclamar soberanía en las zonas marítimas de otros países, China está empujando a los países de ASEAN a acercarse y asociar con Estados Unidos, lo cual favorecerá más el giro asiático de Washington.
Sin embargo, la mayor pérdida de China en estos hechos es su prestigio nacional, que se ha empeñado en reforzar durante décadas, creando un poder blando y divulgando sobre la cultura china con sus valores de humanismo, lealtad, respeto y confiabilidad… Las declaraciones pronunciadas por dirigentes chinos, como “China se desarrolla pacíficamente” o “en la sangre china no existe el gene de invasor” no son más de una burda mentira. ¿Qué país creerá, o continuará sus relaciones de amistad con China, mientras ya no existe la confianza?