La familia no solo es el lugar donde nacemos y crecemos, sino también la “primera escuela” en la que se forman la personalidad, moral y estilo de vida. En cada hogar vietnamita, la cultura familiar está presente en actos aparentemente pequeños como: la piedad filial y el respeto de los hijos hacia los abuelos y los padres; la fidelidad entre esposos; la armonía y solidaridad entre hermanos; el respeto a los mayores y la amabilidad con los menores… todo ello ha sido conservado y mantenido a lo largo de muchas generaciones.
Una familia joven pasa tiempo reunida después de la jornada laboral. (Foto: Lê Hạnh/VOV) |
“La educación no solo está en el aprendizaje académico, sino también en formar la personalidad humana, expresando formas de cortesía como enseñaban nuestros antepasados. Desde los pequeños gestos, como pedir permiso a los abuelos y padres antes de salir y saludarlos al regresar”.
La cultura familiar es una identidad propia, un legado espiritual que cada generación deja a la siguiente. Es un elemento esencial que une a los miembros de la familia y nutre el alma de cada persona desde la infancia.
La comida familiar es una de las expresiones más claras de la cultura vietnamita. No se trata solo de una comida simple, sino que también es una oportunidad para que los miembros de la familia se reúnan y es un lazo invisible que conecta el amor y la comunicación. Es el lugar donde se conservan recuerdos, se comparten historias cotidianas y donde se transmiten los valores culturales familiares de la manera más natural. Para muchas personas, es también una forma de “recargar energías” después de un día de trabajo.
"Para mí, 'familia' es una palabra sagrada que, al mencionarla, me hace sentir calidez en el corazón. Después de un día laboral agotador, regresar a casa y comer con mis padres, mi esposa y mis hijos es algo maravilloso”.
“Lo primero que enseño a mis hijos es sobre la familia. En mi casa, después de un largo día de trabajo, lo que nos une primero es la cena. Es el momento en que padres e hijos comparten lo que hicieron durante el día”.
En la vida moderna actual, la cultura familiar también se expresa en pequeños hábitos que los miembros del hogar mantienen juntos con regularidad, como leer libros juntos los fines de semana, ver una película, viajar, jugar, hacer jardinería o limpiar la casa. Estas actividades crean un ambiente alegre y fortalecen los lazos entre todos.
Cocinar juntos, compartir las tareas del hogar... también es felicidad. (Foto: Lê Hạnh/VOV) |
La cultura familiar ha echado raíces profundas en cada vietnamita de dentro y fuera del país. Ellos se esfuerzan por preservar las tradiciones familiares, convirtiendo las costumbres en lazos invisibles que unen a los miembros del hogar. Enseñan a sus hijos el idioma vietnamita, les cuentan cuentos tradicionales sobre los antepasados o preparan juntos las comidas típicas del Tet (Año Nuevo Lunar), como el banh chung o banh tet (pasteles glutinosos en forma redonda o cilíndrica) para que sus hijos, aunque nacidos y criados en el extranjero, conserven “la naturaleza vietnamita”.
Ngo Thu Hang, una vietnamita residente en el Reino Unido, compartió: “Aquí tratamos de organizar encuentros entre familias, cocinamos juntos platos tradicionales, los niños hablan entre sí en vietnamita e interpretan canciones infantiles. Gracias a eso, cuando regresan al país natal, los niños pueden comunicarse en vietnamita y disfrutar de la comida vietnamita”.
La cultura familiar es una identidad única, un patrimonio espiritual que se transmite de generación en generación. Sin importar la época ni el lugar, conservar y promover los valores culturales familiares es la manera en que los vietnamitas construyen un hogar sólido, donde cada miembro encuentra paz, amor, raíces firmes y la motivación para avanzar en la vida.